La cara oculta de la zombificación: una reflexión sobre la explotación y la injusticia

El zombi, criatura de la cultura popular asociada a los muertos vivientes, revela una compleja realidad histórica. El experto en antropología Philippe Charlier, en el marco de la exposición “Zombis: ¿La muerte no es un fin?”, explora la zombificación a lo largo de la historia y las culturas. El zombi haitiano simboliza la explotación y la opresión, invitándonos a reflexionar sobre las desigualdades presentes en nuestras sociedades. Lejos de ser una divagación fantástica, el zombie se convierte en un reflejo de los excesos de nuestras sociedades, llamando a una reflexión sobre los mecanismos de dominación. La exposición tiene como objetivo crear conciencia sobre los peligros de explotar a otros y promover un mundo más justo y equitativo.
«Uno de los temas que suscita fascinación y repulsión a partes iguales es el de los zombies, estas criaturas de la cultura popular asociadas al mundo de los muertos vivientes. Sin embargo, detrás de la fantasía sangrienta que transmite el cine se esconde una realidad mucho más matizada por la historia, como nos revela el experto en antropología Philippe Charlier.

En el marco de la exposición «Zombis: ¿La muerte no es un fin?», presentada en el Museo del quai Branly hasta mediados de febrero de 2025, Philippe Charlier nos invita a explorar la noción de zombificación a lo largo de la historia y de las diferentes culturas. El zombi, tal como se lo representa en la cultura haitiana, por ejemplo, encarna mucho más que una criatura monstruosa: es el reflejo de una realidad social y política compleja.

En efecto, según Charlier, el zombi haitiano es sobre todo un símbolo de la explotación y la opresión que sufre una parte de la población, transformada en esclavos modernos. Esta interpretación nos invita a reflexionar sobre las desigualdades e injusticias presentes en nuestras sociedades contemporáneas, donde ciertos individuos se encuentran marginados y desposeídos de su libre albedrío.

Lejos de ser una simple divagación fantástica, el zombie se convierte así en un espejo de los excesos de nuestro propio mundo, donde los seres humanos son reducidos al estado de marionetas manipuladas por oscuros intereses. Al explorar este tema a través del prisma de la antropología, la exposición busca sensibilizar y provocar una reflexión profunda sobre los mecanismos de dominación y sumisión presentes en nuestras sociedades.

En resumen, detrás de la aterradora imagen del zombi se esconden realidades mucho más oscuras e inquietantes, que revelan los fallos de la humanidad y los peligros de la explotación de los demás. La exposición nos invita así a ir más allá de las apariencias y a cuestionar nuestra relación con la diferencia y la dignidad humana, para construir juntos un mundo más justo y equitativo».

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