La búsqueda de la reconciliación en las calles de Damasco

En las calles de Damasco, cientos de ex soldados y oficiales del gobierno sirio se reúnen frente a los centros de reconciliación con la esperanza de regularizar su estatus con el nuevo gobierno interino. Estos centros tienen como objetivo brindar amnistía a quienes no participaron en los abusos del régimen anterior. La afluencia sorprendió a las autoridades, que entregaron a los solicitantes una nueva tarjeta temporal a cambio de su equipo militar. A pesar de la violencia sectaria, se ha observado una calma relativa, en parte gracias a un grupo militante islámico que promueve la unidad y la reconstrucción del país. Está surgiendo la esperanza de reconciliación y reconstrucción, lo que ofrece a los sirios la oportunidad de pasar página de conflictos pasados ​​y construir un futuro mejor para su país.
En las calles de Damasco reina la emoción cuando cientos de ex soldados y oficiales del anterior gobierno sirio se reunieron frente a los centros de reconciliación. Este enfoque subraya la esperanza de regularizar su estatus frente al nuevo gobierno interino.

Los centros de reconciliación se crearon como parte de un programa para conceder amnistía a quienes no participaron en las torturas y asesinatos llevados a cabo bajo el régimen del ex presidente Bashar al-Assad.

Entre los solicitantes del estatus de reconciliación se encuentra Ali Morshed, ex ayudante del ejército sirio. Expresa su esperanza de que se revise su situación, subrayando que no estuvieron involucrados en actos sangrientos, sino que simplemente estuvieron sirviendo a su país hace mucho tiempo.

El mayor Walid Abedrabbo, funcionario del nuevo gobierno interino, observó con sorpresa las multitudes en los dos centros de la capital. “Una vez en el centro, nos entregan elementos relacionados con su servicio, como armas de fuego, pistolas, documentos de identificación, luego les expedimos una nueva tarjeta de conciliación temporal mientras esperamos emitir una tarjeta permanente”, explica.

Aunque la violencia sectaria mortal ha estallado desde la caída de Assad, sigue estando lejos de lo que se temía después de casi 14 años de guerra civil. Decenas de sirios han muerto en actos de venganza, según activistas y expertos que siguen la situación en Siria.

La relativa calma actual se atribuye en gran medida al grupo militante islámico que lideró la insurgencia y está ayudando a reconstruir el país unificando sus diversas facciones.

Hayat Tahrir al-Sham (HTS), vinculado a Al Qaeda, prometió no discriminar por motivos de religión o etnia y condenó los actos de venganza.

Estos acontecimientos ilustran un momento crucial de transición en Siria, donde la esperanza de reconciliación y reconstrucción, aunque plagada de obstáculos, parece estar tomando forma. El camino hacia una paz duradera y la reconciliación nacional se presenta así como un camino posible para los sirios que aspiran a pasar página de los conflictos pasados ​​y construir un futuro mejor para su país.

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