El evento del sábado pasado en el Pabellón 10 de la feria internacional Congo-Kinshasa provocó reacciones encontradas entre participantes y observadores. Si bien el objetivo de esta feria era destacar a los empresarios locales y promover los intercambios económicos, la presencia de los ministros Mukoko Samba, Julien Paluku, Guy Loando y Raissa Malu dividió la opinión.
Algunos acogieron con satisfacción la visita de los ministros, considerándola un reconocimiento de la importancia del espíritu empresarial en el desarrollo económico del país. Otros, en cambio, criticaron su actitud condescendiente y su falta de compromiso hacia los verdaderos actores de esta feria: los empresarios.
De hecho, en lugar de tomarse el tiempo para interactuar con los expositores y descubrir las innovaciones y proyectos presentados, los ministros prefirieron centrarse en los stands de sus propios ministerios. Este enfoque egocéntrico dio la impresión de que estaban más interesados en su propia imagen que en el tema real de esta feria.
También la rápida visita al stand de la empresa extranjera Milvest suscitó dudas. Si bien el gobierno aboga por la promoción de las empresas locales, esta elección fue percibida como una señal contradictoria. Es esencial que nuestros ministros apoyen activamente las iniciativas locales y alienten la innovación y la creatividad de los empresarios congoleños.
Además, también se criticó la actitud de los ministros ante los avances tecnológicos presentados en la feria. Al abandonar el stand dedicado a la inteligencia artificial, perdieron la oportunidad de familiarizarse con tecnologías que podrían transformar la economía congoleña.
Es hora de que nuestros líderes se den cuenta de su papel crucial en la promoción del sector privado y el espíritu empresarial. Una feria no es sólo un evento social, es ante todo un espacio de encuentro, intercambio e innovación. Al favorecer el espectáculo en detrimento del diálogo con los agentes económicos, nuestros Ministros se pierden la esencia misma de este acontecimiento.
Es necesario que se comprometan plenamente con los emprendedores, los escuchen, los apoyen y acompañen en sus proyectos. Es promoviendo un diálogo genuino y una colaboración fructífera que realmente podremos impulsar la economía congoleña y estimular la innovación.
Para concluir, la feria internacional Congo-Kinshasa destacó los desafíos que enfrentan los empresarios locales y subrayó la importancia de un compromiso político real a favor del sector privado. Esperemos que esta experiencia sirva de lección para nuestros ministros y los anime a cambiar su enfoque para apoyar eficazmente el desarrollo económico del país.