En la zona del campo de refugiados de Jenin, en la ocupada Cisjordania, se escuchó el incesante sonido de los disparos durante más de una semana. Francotiradores enmascarados en los tejados, explosiones amortiguadas en las sinuosas callejuelas: un escenario de guerra en el que no participa el ejército israelí, acostumbrado a realizar incursiones contra lo que califica de terroristas en este campo, bastión de resistencia a la ocupación israelí.
Sin embargo, este conflicto es entre los propios palestinos: las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina y los grupos militantes alineados con Hamás, que acusan a la Autoridad Palestina de traicionar la causa palestina en beneficio de Israel.
La autoridad respaldada por Occidente lanzó su mayor operación de seguridad en años para desalojar a los grupos militantes, en un intento por demostrar su capacidad para gestionar la situación de seguridad en Cisjordania, con la esperanza de tomar el control de Gaza en la posguerra.
Sin embargo, esta operación sólo fortaleció la resistencia y enajenó a muchos civiles que vivían en el campo. Los militantes siguen controlando gran parte del campo, a pesar de los intentos de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina de detener a los «forajidos» que intentan sembrar el caos.
Las facciones militantes, incluidas las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, la Jihad Islámica Palestina y las Brigadas Qassam, ven a la Autoridad como un aliado de Israel. Estos grupos están agrupados bajo la bandera del Batallón Jenin.
Los violentos enfrentamientos ya han causado víctimas en ambos bandos, incluidos civiles, fuerzas de seguridad y activistas. Las tensiones están aumentando en la región, ya golpeada por una serie de violencia y ataques israelíes.
Si la Autoridad Palestina desea ampliar su papel en la administración de los territorios palestinos o espera reconquistar Gaza, Jenin representa una prueba crucial. Esta región es también escenario de la influencia iraní entre los grupos militantes.
Se han incautado armas iraníes cerca de Jenin, lo que genera preocupación sobre las ambiciones regionales de Irán. La Autoridad Palestina enfrenta grandes desafíos, dividida entre la necesidad de preservar la unidad palestina y las presiones externas.
En última instancia, la situación en Jenin simboliza los conflictos internos y externos que obstaculizan la búsqueda palestina de independencia y seguridad. Las cuestiones políticas, geopolíticas y humanitarias se combinan en un clima de tensión y violencia, lo que sugiere un futuro incierto para los habitantes de esta conflictiva región.