Las campanas de la basílica de San Pedro resonaron en el corazón de Roma en este día solemne del 22 de diciembre de 2024, marcado por la celebración del Jubileo de 2025 en el Vaticano. Bajo la mirada benévola del Papa Francisco, las monjas acunadas por su fe inquebrantable blandieron con devoción figuras del Niño Jesús, que simbolizan el espíritu navideño y la renovación espiritual que animaban este día.
La escena tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, ante una multitud de unas 30.000 personas llegadas de todos los rincones del mundo para presenciar la apertura de la «Puerta Santa», un gesto simbólico que marca el inicio de este Jubileo ordinario, de mil años. tradición de un año de antigüedad de la Iglesia Católica. Esta «Puerta Santa», normalmente tapiada, estaba abierta a los peregrinos que deseaban recibir la indulgencia plenaria, signo de reconciliación y perdón divino.
El Papa, de 88 años y a pesar de un reciente resfriado, presidió con fervor esta ceremonia inaugural, infundiendo un soplo de espiritualidad y esperanza a los asistentes. El evento, retransmitido por televisión, marcó el inicio de un año de conversión y penitencia para los fieles, pero también de festividades, exposiciones y encuentros culturales y religiosos.
Más allá de los ritos y los símbolos, este Jubileo tuvo también un carácter universal, invitando no sólo a los católicos sino también a los no creyentes a reflexionar sobre su camino espiritual y su relación con la fe. Trabajadores, artistas, inmigrantes, jóvenes, todos fueron invitados a participar en esta comunión espiritual, subrayando el deseo del Soberano Pontífice de reunir e incluir a todos en este momento de compartir y reflexión.
La visita del Papa Francisco a la prisión de Rebibbia, donde celebró una misa en compañía de los reclusos, demostró su deseo de cercanía con los más marginados de la sociedad, recordando la importancia de la misericordia y el perdón en la vida de cada persona.
Lejos de quedarse en la tradición, este Jubileo quiso ser también moderno e innovador, con su mascota «Luce» inspirada en la cultura manga, símbolo del relevo generacional y de la apertura a nuevos horizontes.
Así, el Jubileo 2025 iba a ser un tiempo de contemplación, de compartir y de renovación, invitando a cada participante a cuestionarse, a interrogarse y a trabajar por un mundo marcado por la paz, la tolerancia y la solidaridad. Que los acontecimientos de este año jubilar alimenten los corazones, iluminen las mentes y guíen los pasos de todos hacia un futuro más brillante e inclusivo.