Fatshimetria
El nuevo año suena como una promesa de esperanza y renovación, una marcha hacia más democracia y paz, declara Denis Mukwege, premio Nobel de la Paz en 2018, en su mensaje de Navidad y Año Nuevo. Un llamado al compromiso, la valentía, la perseverancia, la dignidad y la arrogancia, valores esenciales para construir un futuro mejor para todos.
En este discurso lleno de responsabilidad y compasión, Denis Mukwege subraya la necesidad de continuar la lucha para defender los intereses del pueblo congoleño, al tiempo que destaca las crecientes dificultades que enfrentan muchos conciudadanos. Enfermedad, hambre, duelo, privaciones, tantos males que persisten a la sombra de las celebraciones, testimoniando las injusticias y el sufrimiento que continúan.
La observación es amarga: la mala gobernanza, la corrupción, la avaricia y el egoísmo de los líderes acentúan las condiciones de vida precarias de las poblaciones, debilitando el tejido social y poniendo en peligro el futuro del país. Las atrocidades perpetradas en el este de la República Democrática del Congo, particularmente en Kivu e Ituri, por grupos armados impulsados por intereses externos, se suman a las tragedias individuales y dibujan un panorama sombrío de sufrimiento colectivo.
El proceso de revisión constitucional emprendido por el Presidente de la República es duramente criticado por Denis Mukwege, que lo considera inadecuado, sospechoso y peligroso. En estos tiempos de turbulencia y tensión, una iniciativa de este tipo corre el riesgo de acentuar las divisiones y debilitar aún más la cohesión nacional ya puesta a prueba por las recientes crisis políticas y electorales. La urgencia de la situación exige cautela y responsabilidad por parte de los dirigentes para evitar una desestabilización importante del país.
La voz de Denis Mukwege resuena con fuerza y claridad: el mal gobierno y la injusticia no pueden continuar. La carrera por el poder desafiando las normas democráticas y las aspiraciones del pueblo congoleño constituiría un paso atrás inaceptable, poniendo en peligro la vida de los ciudadanos y la existencia misma de la nación. Es imperativo que no se ignoren las lecciones del pasado y que la democracia, conquistada con tanto esfuerzo, se preserve y fortalezca para el bien de todos.
A principios de año, el mensaje de Denis Mukwege resuena como un llamamiento a la vigilancia, la solidaridad y la movilización ciudadana. El futuro de la República Democrática del Congo depende de la capacidad de sus líderes para actuar con sabiduría y visión, en beneficio de la nación y sus habitantes. El camino a seguir es el de la paz, la democracia y el respeto de los derechos fundamentales, garantías de un futuro mejor para todos los congoleños.
En un mundo en busca de sentido y cohesión, las palabras de Denis Mukwege resuenan como un llamado a la acción, la solidaridad y la fraternidad.. Juntos, construyamos un futuro justo y pacífico para todos, donde se respete la dignidad humana y todos tengan su lugar. El camino aún es largo, pero la esperanza permanece, fuerte y vibrante, trayendo promesas y logros para una sociedad más justa y equitativa.