El panorama político de Kenia está marcado por una serie de acontecimientos alarmantes que plantean preocupaciones sobre el respeto de los derechos humanos y la libertad de expresión. La Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia ha dado la alarma sobre un aumento en el número de críticos del gobierno aparentemente secuestrados, elevando a 82 el número total de secuestros desde las protestas antigubernamentales de junio.
La desaparición de cuatro usuarios de redes sociales después de compartir imágenes del presidente William Ruto generadas por inteligencia artificial, consideradas ofensivas por los partidarios del gobierno, refleja la creciente represión contra las voces disidentes. Esta preocupante tendencia recuerda los días oscuros de las desapariciones de críticos del gobierno, que eran comunes durante el reinado del difunto presidente Daniel Moi.
La presidenta de la comisión, Roselyne Odede, advirtió contra un regreso a los «días oscuros» de la desaparición de opositores políticos, e instó a la policía nacional a garantizar la seguridad de los ciudadanos ante actos violentos perpetrados a plena luz del día, algunos incluso ser captado por cámaras de vigilancia sin que se hayan realizado arrestos.
Aunque los grupos de derechos humanos señalan a la policía keniana como responsable de los secuestros, estas acusaciones son negadas por las autoridades que dicen estar investigando las desapariciones. Sin embargo, una declaración conjunta de 21 organizaciones de derechos humanos pidió a la policía que responsabilice a los autores de los secuestros.
En respuesta a los secuestros, nueve enviados europeos expresaron su preocupación por las desapariciones forzadas e instaron al presidente Ruto a garantizar justicia. Su llamado se hace eco de la reciente expulsión de cuatro ciudadanos turcos de Kenia, a pesar de estar registrados en la ONU como solicitantes de asilo, citando amenazas a sus vidas en su país de origen.
Aunque Kenia fue elegida recientemente para el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, estos acontecimientos son una advertencia de continuas violaciones de derechos humanos en el país. Es esencial que se adopten medidas concretas para prevenir esos abusos y garantizar la seguridad y la libertad de todos los ciudadanos kenianos.