### Kinshasa: Un día sin atascos, un sueño hecho realidad
La ciudad de Kinshasa, la vibrante capital de la República Democrática del Congo, experimentó una metamorfosis inesperada este jueves 2 de enero de 2025. Los habitantes de Kinshasa se despertaron en una atmósfera sin precedentes, la de una ciudad habitualmente saturada de tráfico, pero que, Por primera vez en mucho tiempo, fue sorprendentemente fluido. Esta fugaz observación suscitó profundas reflexiones sobre el modo de vida de sus habitantes y sobre los desafíos cotidianos vinculados al tráfico, que pocos consideran más allá de su aspecto frustrante.
#### Un momento fuera del tiempo
El fenómeno observado ese día contrasta marcadamente con la realidad habitual en las calles de Kinshasa, donde los desplazamientos pueden durar varias horas. La culpa la tienen las deterioradas infraestructuras, la mala gestión de las carreteras y un volumen de vehículos muy por encima de la capacidad de las arterias. Según las estadísticas del Banco Mundial, Kinshasa se encuentra entre las ciudades más congestionadas del mundo, con una aceleración del 10% anual en el número de vehículos matriculados. Esto hace que la situación actual sea aún más sorprendente.
Muchos residentes de Kinshasa coinciden en que esta tranquilidad se debe a las festividades de Año Nuevo, que dejaron a muchos conductores pensando en los excesos de la noche anterior. Pero este momento de respiro plantea una pregunta esencial: ¿y si este día ofreciera un vistazo a una vida sin atascos?
#### Una oportunidad que aprovechar para repensar la movilidad
Aunque esta experiencia fue temporal, destacó oportunidades para imaginar una Kinshasa más serena. Si tenemos en cuenta que casi el 25% de los habitantes de Kinshasa dedican más de tres horas al día al transporte, según un estudio del African Urban Transport Project, la idea de una ciudad fluida puede que no sea una quimera, pero sí una quimera. potencial a desarrollar.
Llama la atención cómo varios pequeños comercios no abrieron sus quioscos ese día, observando el fenómeno con ojos divertidos y perplejos. Estos mismos establecimientos, a menudo atrapados en el ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana, podrían beneficiarse de pensar en su modelo de negocio. De hecho, ¿por qué no plantearse el teletrabajo o la flexibilidad horaria para aprovechar esta tranquilidad temporal? El ejemplo de Dubai, que ha invertido masivamente en infraestructura de transporte inteligente para reducir la congestión, podría inspirar a los tomadores de decisiones congoleños.
#### Una necesidad de mejora de la infraestructura
Este momento fugaz no sólo debe celebrarse, sino que también debe servir como catalizador para reflexionar sobre la infraestructura. Las autoridades congoleñas han expresado en el pasado su intención de solucionar los problemas crónicos de tráfico. Antes de la era digital, habría bastado con reparar las carreteras y aumentar el número de vías de tráfico eficientes.. Sin embargo, dado que la población urbana aumentará a 20 millones en 2030, ahora es crucial adoptar un enfoque holístico.
Deben reforzarse las escuelas de conducción y los programas de sensibilización sobre las normas de tráfico. Además, los estudios han demostrado que la introducción del transporte público, como tranvías o autobuses de alto nivel, tiene el potencial de reducir la congestión en al menos un 40% en las grandes metrópolis.
#### Un llamado a la responsabilidad colectiva
Por último, es importante reconocer que esta situación efímera exige una responsabilidad colectiva. Los residentes de Kinshasa deben considerar una movilidad más sostenible, en la que se tengan en cuenta modos de transporte alternativos, como la bicicleta o caminar, para los desplazamientos locales. La ciudad misma tiene mucho que ganar con una población comprometida con opciones de movilidad más adaptativas.
En conclusión, este jueves sin atascos que hizo las delicias de los habitantes de Kinshasa podría considerarse como una llamada a la acción. Imaginemos una Kinshasa donde el tráfico fluido no sería un accidente, sino un estándar a alcanzar. En última instancia, la clave reside en una visión compartida y el compromiso de todas las partes interesadas, desde las autoridades hasta los ciudadanos. La fluidez del tráfico no debería ser la excepción, sino una parte integral de la identidad de una ciudad que aspira a prosperar.