Masisi en crisis: el ciclo de violencia y los desafíos humanitarios que enfrentan los enfrentamientos entre el M23 y el ejército congoleño

**La espiral de violencia en Kivu del Norte: retratos de un conflicto olvidado**

El jueves 2 de enero de 2025 marcó un trágico punto de inflexión en la turbulenta historia del territorio de Masisi, en la República Democrática del Congo (RDC). Los enfrentamientos entre los rebeldes del M23 y las Fuerzas Armadas Congolesas (FARDC), reforzadas por grupos armados locales, no son simplemente incidentes aislados, sino más bien una reminiscencia de un conflicto de décadas, cuyas consecuencias pesan mucho sobre las comunidades locales.

### Una exacerbación de la violencia en el contexto sociopolítico

Los recientes combates en Bashali, donde las aldeas de Kahira, Busoro y Buhimba están en el centro de la agitación, representan el resultado de un frágil equilibrio que ya se ha roto. Las tensiones en esta región, exacerbadas por la presencia histórica de grupos armados e intereses económicos divergentes, están hundiendo a las poblaciones en una inestabilidad crónica. Los movimientos del M23, como fuerza militante y símbolo de frustraciones localizadas, hacen eco de antiguas luchas por el poder y el reconocimiento político.

Es esencial situar estos acontecimientos en un contexto más amplio. La República Democrática del Congo, rica en recursos naturales como minerales, oro y coltán, ha sido durante mucho tiempo escenario de una explotación incontrolada. Los conflictos no sólo tienen su origen en disputas territoriales, sino también en luchas por el control de los recursos. Las empresas multinacionales y los actores armados locales a menudo participan en juegos de influencia que empeoran el sufrimiento de los civiles.

### Impactos sociales: más allá de las fronteras del conflicto

El éxodo masivo de poblaciones que huyen a Kahira, Kalembe y Kalonge ilustra un fenómeno recurrente en los conflictos congoleños: la migración forzada. Según informes de ONG sobre el terreno, alrededor de 1,3 millones de personas han sido desplazadas en la provincia de Kivu del Norte en el transcurso de 2024, y la violencia del M23 ha sido la principal causa de esta crisis humanitaria. Esto termina resonando, incluso a través de fronteras, cuando consideramos las implicaciones regionales de esta inestabilidad.

Al mismo tiempo, el uso de la expresión “psicosis” por parte de Telesphore Mithondekere, relator de la sociedad civil de Masisi, da testimonio del estado de ánimo de las poblaciones locales. Publicar historias de terror y una percepción de inseguridad extrema crea un ciclo de ansiedad y desconfianza que puede polarizar aún más a las comunidades. Estas dinámicas sociales pueden generar tensiones étnicas, exacerbando así las divisiones en una región ya fracturada..

### Una reflexión sobre resiliencia y soluciones sostenibles

Frente a esta espiral de violencia, la pregunta crucial sigue siendo: ¿cómo restaurar la resiliencia de las comunidades afectadas? Los esfuerzos para brindar ayuda humanitaria son cruciales, pero la verdadera solución tendrá que girar en torno a un enfoque integrado, que incluya proteger las áreas de conflicto, disuadir actos violentos a través de la diplomacia y la mediación, y fortalecer las capacidades locales para una gobernanza inclusiva y pacífica.

Las iniciativas locales, como las encabezadas por los Wazalendo, muestran potencial de participación comunitaria para contrarrestar la influencia de los grupos armados. Al fortalecer el poder local y crear espacios para el diálogo entre diferentes actores, es posible sentar las bases para una paz duradera y al mismo tiempo reunir esfuerzos humanitarios para responder a las necesidades inmediatas de las poblaciones afectadas.

### Un llamamiento a la comunidad internacional

Por último, la comunidad internacional tiene su papel que desempeñar. Lejos de ser un mero espectador, debe participar en una asistencia proactiva, ya sea a través de programas de desarrollo a largo plazo o apoyando intervenciones humanitarias. Se necesitan medidas concretas para abordar el desafío que plantean los grupos armados, al imponer restricciones a los recursos que alimentan su actividad.

La actualidad en el territorio de Masisi no es sólo una sucesión de noticias latentes en las columnas de los periódicos. Refleja una profunda crisis humanitaria y sociopolítica, y la historia de sus habitantes merece ser escuchada e integrada en el tejido narrativo de las luchas por la paz y la dignidad en el mundo. El camino hacia la reconciliación está plagado de desafíos, pero cada paso hacia él es un paso hacia el restablecimiento de la esperanza de un futuro mejor.

**Josué Mutanava, en Goma**

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