Nigeria: reapertura de la refinería de Warri ante esperanzas y dudas sobre el futuro petrolero del país

**Nigeria: La reapertura de la refinería de Warri, entre esperanzas y escepticismo**

La reapertura de la refinería de Warri, anunciada para el 30 de diciembre, suscita una mezcla de entusiasmo y dudas en Nigeria, a pesar de la condición de gigante petrolero africano del país. Si bien el Gobierno ve esta iniciativa como un punto de inflexión prometedor, las críticas sobre la viabilidad del proyecto aumentan, en particular por parte del ex presidente Olusegun Obasanjo, que señala los fracasos recurrentes de la compañía petrolera nacional (NNPCL). Con más de 80 millones de nigerianos viviendo por debajo del umbral de pobreza, esta situación plantea la pregunta: ¿quién se beneficia realmente de la riqueza petrolera del país? La clave del éxito de la refinería parece residir en una revisión de la gobernanza y una posible asociación público-privada, como los avances realizados por vecinos como Ghana. En este contexto, ¿podría la reapertura de Warri iniciar realmente un cambio duradero para el país? Una cosa es segura: los nigerianos esperan resultados tangibles y una gobernanza más transparente.
**Nigeria: La reapertura de la refinería de Warri, un proyecto adornado de promesas pero cargado de dudas**

Nigeria, a menudo considerada uno de los gigantes petroleros de África, se enfrenta a una situación paradójica: si bien figura entre los principales productores de petróleo crudo del continente, sus capacidades de refinación son notoriamente insuficientes. El anuncio de la reapertura de la refinería de Warri, prevista para el 30 de diciembre, despierta el entusiasmo del gobierno, pero también profundas dudas sobre la viabilidad y la integridad de este ambicioso proyecto.

Según la Compañía Nacional de Petróleo de Nigeria (NNPCL), la refinería de Warri, que ha estado abandonada durante muchos años, funciona al 60% de su capacidad. Esta afirmación, sin embargo, se ve inmediatamente socavada por la realidad del sector petrolero nacional, donde los fracasos del pasado aún resuenan. El ex presidente Olusegun Obasanjo, una figura influyente y crítico abierto de la actual dirección de la NNPCL, describió las afirmaciones de la empresa como un «tejido de mentiras». Para él, la rehabilitación de estas refinerías, con un coste total de más de dos mil millones de dólares, no ha hecho más que ocultar una incompetencia generalizada en la gestión del petróleo.

En esta situación, resulta apropiado explorar las implicaciones económicas y sociopolíticas de la reapertura de Warri. De hecho, el sector petrolero nigeriano no es simplemente una fuente de ingresos para el país; también es un revelador de desigualdades sistémicas y de una corrupción creciente. Según datos del Banco Mundial, más de 80 millones de nigerianos viven por debajo del umbral de pobreza a pesar de que el país cuenta con enormes recursos naturales. Esta paradoja plantea la pregunta: ¿quién se beneficia realmente de la riqueza producida?

A primera vista, la reapertura de la refinería de Warri podría considerarse un punto de inflexión desde el abandono de la infraestructura de refinación. Sin embargo, es esencial matizar este entusiasmo. El presidente Bola Tinubu ha presentado icónicamente la reapertura como un “regalo de fin de año”, pero los comentarios de Obasanjo sobre la historia de mala gestión de las refinerías arrojan una sombra sobre esta evaluación positiva. La NNPCL, a menudo acusada de laxitud y falta de transparencia, todavía tiene mucho que demostrar.

Otro aspecto a considerar es el del modelo de asociación público-privada que propuso Dangote durante el mandato de Obasanjo. Estos últimos, al rechazar esta oferta, pueden haber perdido una oportunidad de revitalizar un sector en declive. De hecho, las inversiones privadas en infraestructura petrolera podrían proporcionar la experiencia técnica y el rigor de gestión necesarios.. Según un informe de McKinsey, la atracción de inversión extranjera en el sector petrolero nigeriano podría alcanzar su punto máximo si se relaja y reposiciona el marco regulatorio, fomentando así un clima operativo más sano y fuerte.

A modo de comparación, miremos los logros de otros países africanos, como Ghana o Angola, que han visto asociaciones público-privadas transformar sus sectores petroleros. Mientras que Ghana ha logrado avances significativos en el aumento de su capacidad de refinación y al mismo tiempo ha reducido las importaciones de productos refinados, Angola, con la participación de multinacionales, ha mejorado los estándares de sus operaciones en alta mar, lo que ha resultado en un aumento de la producción.

Por tanto, es esencial que Nigeria aprenda de estas experiencias. Son imperativas las revisiones de la NNPCL y una voluntad política clara para fomentar la asociación con el sector privado. Al adoptar ese modelo, Nigeria no sólo podría mejorar sus capacidades de refinación, sino también dar un giro a una economía que lucha por alejar los espectros de la pobreza y la corrupción.

Para concluir, la restauración de la refinería de Warri podría representar una gran oportunidad para Nigeria. Pero sin un cambio profundo en la gobernanza del sector petrolero y un compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas, esta promesa podría ser sólo otra página de un libro ya conocido. El camino hacia una transformación exitosa requiere una visión audaz, voluntad de colaborar y, sobre todo, rigor en la implementación de propuestas innovadoras dentro de un sector que, durante demasiado tiempo, ha permanecido marginado por la ineficiencia. Más allá de las palabras, los nigerianos esperan acciones que resuenen con sus aspiraciones y necesidades fundamentales.

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