** Kinshasa en alerta: entre la creciente inseguridad y el llamado a la responsabilidad **
En un contexto global donde la seguridad se convierte en un problema cada vez más predominante, Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, está en el corazón de una tormenta de seguridad. Las recientes declaraciones de adolescentes Ndombasi, diputado honorario y presidente de la alternativa de 2028, revelan el alcance de una crisis que parece intensificarse, marcada por ataques criminales recurrentes y un deterioro de las condiciones de vida de los Kinois. Esta situación, que sorprende a las clases y empresarios difíciles, merece un análisis en profundidad para comprender mejor no solo sus orígenes, sino también sus implicaciones sociopolíticas.
### Inseguridad que se cierne
Las estadísticas proporcionadas por la policía local indican un aumento en los actos criminales de más del 40 % desde el comienzo de 2025. Los robos dirigidos a los cambiadores de dinero, las tiendas de alimentos y las agencias de transferencia de dinero se han convertido en una moneda común. Si bien las autoridades a veces están satisfechas con comunicados de prensa simples, la sensación de inseguridad se asienta permanentemente en la población, exacerbando la desconfianza y la ira. Algunos se preguntan hasta dónde puede conducir esta espiral de violencia y cuáles serán las consecuencias en el tejido social y económico de la ciudad.
### Actores de inseguridad: una responsabilidad colectiva
Si se señala la pasividad del viceprimer ministro a cargo del interior, Jacquemain Shabani, es esencial reconocer que la responsabilidad de esta situación no se basa únicamente en los hombros de los líderes políticos o la policía. Un análisis más matizado debe incluir factores socio -políticos, económicos e históricos que han llevado a este aumento en el crimen.
Kinshasa enfrenta importantes desafíos estructurales: alto desempleo, urbanización meteórica y la falta de servicios públicos efectivos conducen a una creciente desesperación en una población joven en busca de oportunidades. En este contexto, el crimen parece ser una respuesta en algunos, un medio de supervivencia para otros. Las consecuencias son dramáticas: mientras el tejido social se separa, la crisis de confianza entre la población y sus líderes se amplía, lo que dificulta aún más la forma de gobernanza.
### Comparación con otras metrópolis africanas
En comparación, otras ciudades africanas importantes como Johannesburgo, Nairobi o Lagos también se han enfrentado a niveles preocupantes de inseguridad. Sin embargo, la respuesta de sus autoridades a menudo ha sido más proactiva, combinando el aumento de las patrullas policiales y la implementación de programas de prevención comunitaria. Por ejemplo, en Nairobi, la policía inició una asociación con organizaciones comunitarias para fortalecer la seguridad local. Un enfoque similar a Kinshasa podría ofrecer perspectivas interesantes para contrarrestar esta espiral infernal de inseguridad.
### a una solución duradera
Es crucial que los actores preocupados se den cuenta de que solo un enfoque holístico podrá proporcionar soluciones duraderas a esta crisis. Esto requeriría colaboración entre la policía, la sociedad civil y los organismos gubernamentales para crear un entorno seguro, al tiempo que ofrece oportunidades económicas a los jóvenes, en particular creando empleos. El papel de los medios, como la fatshimetría, en la conciencia de la población y la denuncia de los abusos de poder, sigue siendo fundamental en este proceso.
### Conclusión
La situación de seguridad en Kinshasa no es solo una cuestión del fracaso de las autoridades. Es indicativo de un sistema en crisis que requiere medidas profundas y participación colectiva para construir una sociedad más ajustada y segura. Los adolescentes ndombasi y otras voces que se elevan contra esta indignidad deben ser escuchadas y tomadas en cuenta, pero también deben estar acompañadas de una reflexión sobre soluciones a largo plazo. Kinshasa merece un futuro en el que la seguridad sea sinónimo de paz y prosperidad, no por miedo y violencia.