### Kinshasa submarina: una emergencia humanitaria en el corazón de un problema estructural
El 1 de abril de 2025, la capital congoleña, Kinshasa, fue golpeada por lluvias torrenciales, causando un desastre que podría haberse evitado. Los distritos, en particular Landa en la ciudad de Kisenso, estaban abrumados, obligando a los residentes a huir de sus hogares, mientras que innumerables bienes estaban envueltos. Este desastre no solo debe percibirse como un evento meteorológico aislado, sino como una manifestación de un mal profundo que afecta a millones de congoleños: la ineficacia de la infraestructura de drenaje de la ciudad.
#### Una fotografía alarmante de precariedad
Los testimonios de las víctimas son conmovedoras. Se han inundado docenas de casas, transformando las calles de Kisenso en ríos reales, paralizando cualquier forma de tráfico e intensificando la ansiedad de las familias que, en la oscuridad, estaban buscando un refugio. La situación es aún más dramática ya que, en un país donde casi el 60% de la población vive por debajo de la línea de pobreza, la destrucción de sus hogares representa un desastre con repercusiones duraderas.
Para contextualizar, es útil recordar que Kinshasa tiene una población de casi 13 millones de habitantes, con una densidad demográfica que lo coloca entre los más altos del mundo. Este desarrollo urbano anárquico, a menudo sin una planificación adecuada, aumenta la vulnerabilidad de los ciudadanos durante los desastres naturales. En consecuencia, la falta de infraestructura de drenaje, combinada con urbanización rápida, crea un entorno propicio para las inundaciones frecuentes.
#### Una llamada a la acción: soluciones en cuestión
Las autoridades deben darse cuenta de que estas tragedias no son simplemente «incidentes naturales», sino que llaman a repensar la planificación urbana de la ciudad. Las soluciones existen, pero requieren una visión proactiva y un verdadero compromiso político. Los ejemplos internacionales, como en Yakarta, Indonesia, demuestran que una combinación de infraestructura verde, reutilización de agua de lluvia y conciencia de la comunidad no solo puede reducir el riesgo de inundaciones, sino también mejorar la resistencia de las áreas urbanas.
La prioridad inmediata debe ser establecer sistemas de drenaje efectivos y restaurar los ecosistemas naturales, como los pantanos y los bosques que juegan un papel esencial en la regulación del agua. Además, la conciencia de los ciudadanos de los recursos sostenibles podría ayudar a aligerar la presión sobre la infraestructura existente.
### Solidaridad frente a la adversidad
Mientras espera que se implementen los cambios estructurales, la solidaridad es crucial. Las llamadas de ayuda humanitaria se multiplican a medida que las familias no tienen hogar, sin comida y desesperado. La movilización de ONG y plataformas como ** Fatshimetría.org ** es necesario para proporcionar asistencia urgente. Las donaciones, ya sean materiales o financieras, deben canalizarse de manera efectiva para satisfacer las necesidades inmediatas de las víctimas de Kisenso.
Los estudios comparativos sobre la respuesta a crisis similares destacan que la velocidad de la ayuda humanitaria afecta la tasa de recuperación de las comunidades. La movilización rápida y efectiva podría marcar la diferencia entre la resiliencia y la dependencia agravada de la ayuda.
#### Una voz para el cambio
Es imperativo que esta tragedia resalte la urgencia de una transformación sistémica en el manejo de los recursos urbanos en Kinshasa. La sociedad civil, los actores políticos y los ciudadanos deben reunirse para exigir estrategias de desarrollo sostenible. No son solo capas de agua las que abruman las calles, sino que también esperan y sueños que se enfrentan a una realidad brutal.
Este desastre puede ser una oportunidad para cambiar la historia, transformar la urgencia en una bisagra hacia una urbanización más resistente e inclusiva. Las lecciones aprendidas de las inundaciones de 2025 deben servir como base para una nueva visión para Kinshasa, una ciudad capaz de enfrentar el cambio climático y garantizar un futuro seguro para todos sus habitantes. En esta crisis, existe la oportunidad de construir bases más fuertes para mañana.