### Kinshasa: El agua y sus desafíos en un contexto de crisis ambiental
El 7 de abril de 2025, la ciudad de Kinshasa enfrentó una situación alarmante. Debido a las devastadoras inundaciones que han tocado la parte oriental de la metrópoli, la planta de tratamiento de agua potable regido en N’djili, que produce casi 330,000 m³ de agua por día, ha sido gravemente dañada. La consecuencia inmediata de este incidente fue la privación del acceso al agua potable para 14 municipios, lo que afectó a miles de residentes. Si las consecuencias humanas y materiales de este desastre son importantes, es necesario dar un paso atrás y analizar las implicaciones más amplias de este evento.
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Teddy Lwamba, Ministro de Recursos Hidráulicos y Electricidad, presentó rápidamente medidas de emergencia, incluida la enrutamiento de camiones cisterna para distribuir agua a los municipios afectados. Aunque esta iniciativa es encomiable y esencial, plantea preguntas sobre la sostenibilidad de tales soluciones frente a crisis ambientales cada vez más frecuentes e intensas.
Uno de los puntos a tener en cuenta es el estado de la infraestructura del agua en los países en desarrollo, a menudo frágiles y poco adecuados para el cambio climático. Las inundaciones recientes son sintomáticas de un contexto ambiental donde las condiciones climáticas se están volviendo cada vez más impredecibles. Según un estudio del Banco Mundial, 3,6 mil millones de personas en todo el mundo ya son vulnerables a los desastres relacionados con el clima.
### Análisis comparativo
A modo de comparación, Nigeria, con sus desafíos similares en términos de infraestructura y gestión de los recursos hídricos, ha lanzado programas innovadores para la adaptabilidad al cambio climático. Varios gobiernos locales y organizaciones no gubernamentales (ONG) han desarrollado sistemas de recolección de agua de lluvia en áreas urbanas y periurbanas, lo que permite a las comunidades administrar mejor los períodos de sequía y reducir la dependencia de la infraestructura tradicional, a menudo sujeto a fallas.
Mientras Kinshasa está esperando que el Regesoe repare su fábrica en 3 a 4 días, es crucial preguntarse si tales plazos son razonables en el contexto de la planificación a largo plazo frente a los desafíos ambientales. Invertir en soluciones sostenibles, como los sistemas alternativos de gestión del agua, puede resultar enfrentar futuras crisis.
#### Impacto en la población
Las consecuencias de las inundaciones van mucho más allá de la ausencia de agua potable. Según los datos disponibles, las inundaciones causaron a más de 30 personas, sin mencionar a los innumerables residentes desplazados de sus hogares, sus bienes perdidos y servicios esenciales como la electricidad interrumpida. La desestabilización del acceso al agua y la electricidad también contribuye a las tensiones sociales que, a largo plazo, podrían madurar en un clima ya inestable.
También debe tenerse en cuenta que las mujeres y los niños son a menudo los más afectados por este tipo de crisis. En muchos casos, las mujeres son responsables de recolectar agua para sus familias. La privación del acceso al agua potable puede exponerlos a peligros adicionales e intensificar sus cargas de trabajo. Por lo tanto, la realidad socioeconómica de los habitantes de estos municipios requiere una atención especial en la búsqueda de soluciones a largo plazo.
### hacia una solución duradera
Ante estos desafíos, la urgencia no es solo traer agua potable por medios temporales, sino desarrollar un marco estratégico que incluya iniciativas de desarrollo sostenible y una preparación adecuada para los desastres. Esto podría incluir:
1. ** Fortalecimiento de la infraestructura **: Invertir no solo en la reparación de la fábrica N’djili, sino también en la construcción de infraestructura resistente a los desastres.
2. ** Educación de la población **: Entrene a los residentes sobre técnicas de gestión del agua, incluida la recolección de agua de lluvia y la conservación de los recursos.
3. ** Colaboración regional **: Establecer asociaciones con organizaciones internacionales para compartir las mejores prácticas en términos de gestión de crisis vinculada a los recursos hídricos.
En conclusión, la situación experimentada por las poblaciones de Kinshasa es un llamado a la acción. La respuesta inmediata del gobierno inmediato no debería oscurecer la necesidad de una reflexión a largo plazo sobre la infraestructura y la gestión del agua en un mundo donde los desastres naturales probablemente se conviertan en la norma. La resistencia de una ciudad ante las crisis ambientales no solo depende de las medidas de emergencia, sino también la anticipación y preparación en un contexto global del cambio climático.