Jazz’it Festival en Túnez destaca la riqueza y los desafíos de la escena local de jazz.

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** Jazz’it Festival: un nuevo aliento para la escena de jazz tunecina **

Del 31 de mayo al 1 de junio, Túnez vibró al ritmo del Jazz’it Festival, un evento que no solo ha atraído a cientos de espectadores, sino que también hizo posible resaltar a los jóvenes talentos tunecinos. A través de conciertos de músicos internacionales y clases magistrales organizadas por figuras reconocidas, el festival tiene como objetivo enriquecer y fortalecer la cultura del jazz, inscrito en el paisaje musical tunecino desde la década de 1960.

El jazz, aunque relativamente confidencial en Túnez, tiene una historia que se remonta a la organización del primer festival en Tabarka en 1968. Este período vio el nacimiento de una comunidad apasionada, cuyo legado es llevado hoy por jóvenes músicos como Malek Lakhoua, uno de los organizadores del festival. Para él, el jazz encarna la libertad y la unión, de los valores que aspira a transmitir a las generaciones futuras. Sin embargo, destaca los desafíos que están frente a la escena musical local, incluida la falta de estructuras como etiquetas, canales de distribución efectivos y una plataforma suficiente para los artistas emergentes.

La ausencia de capacitación académica disponible en el campo del jazz en Túnez ha llevado a un aprendizaje de autocontrol, según jóvenes y entusiastas músicos como Neder, de 24 años. Este último evoca una búsqueda constante de oportunidades para aprender y experimentar, enfatizando la necesidad de un mayor reconocimiento del jazz en las instituciones educativas. Se siente la necesidad de sesiones de clase magistral y mermelada, no solo para el aprendizaje técnico, sino también para la creación de un espacio de intercambio y colaboración entre músicos.

La percepción del jazz entre el público en general también juega un papel en su desarrollo. Ahmed Dridi, de 29 años, señala que la ignorancia, en lugar de la falta de interés, constituye un obstáculo para la popularización de esta forma de arte. Si los jóvenes tunecinos a veces son reacios a descubrir esta música, una vez expuesta, su interés se fortalece, lo que sugiere la posibilidad de una creciente comunidad de amantes del jazz. Esto plantea preguntas importantes sobre cómo la música, y en particular el jazz, se percibe en el campo cultural tunecino. ¿Qué papel pueden desempeñar los medios de comunicación, las escuelas y los festivales para alentar esta curiosidad y este intercambio cultural?

El evento también permitió que se elevaran otras voces. Aymen Dhifaoui, de 27 años, tuvo la oportunidad, durante el cierre del festival, de intercambiar improvisaciones con Mark Whitfield, un momento simbólico de pasaje de relés entre generaciones de músicos. Momentos como este ilustran no solo el potencial de aprendizaje y conexión, sino también la importancia de los intercambios culturales dentro de la comunidad artística tunecina.

Si el jazz en Túnez enfrenta obstáculos, también conlleva oportunidades. El éxito del festival Jazz’it demuestra el deseo de revitalizar una escena musical que se olvida con demasiada frecuencia. Esto plantea problemas cruciales: ¿cómo pueden las instituciones culturales apoyar mejor a los artistas? ¿Cómo pueden los festivales servir como trampolín para carreras emergentes? La respuesta quizás radica en un compromiso colectivo: músicos, instituciones, patrocinadores y aficionados podrían colaborar para fortalecer esta cultura que aprecian.

En última instancia, Jazz’it Festival es mucho más que una simple celebración de la música; Es una iniciativa esencial para la preservación y evolución de una cultura musical en Túnez. A través del resaltado de nuevos talentos y la creación de nuevas sinergias, el festival parece sentar las bases para una renovación de jazz, invitando a todos a pensar sobre la forma en que pueden contribuir al desarrollo de esta hermosa tradición musical.

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