** Sharm El Sheikh: Reconocimiento ecológico y sus problemas **
El 2 de octubre de 2023, Sharm El Sheikh fue oficialmente reconocido como la primera «ciudad verde» en Egipto por los gobiernos locales de la red global para la sostenibilidad (ICLEI). Este anuncio, hecho por el Ministro de Medio Ambiente, Yasmine Fouad, el gobernador del sur del Sinaí Khaled Fouda y el representante adjunto de la Gimar Deeb del Programa de las Naciones Unidas (PNUD), marca un paso significativo en el curso de transformación ecológica de esta famosa ciudad costera.
** Una trayectoria ecológica **
La designación de Sharm El Sheikh proviene de un largo compromiso con la sostenibilidad ambiental. De hecho, el proceso se inició después de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad en 2018, un evento que hizo que los fabricantes de decisiones sean conscientes de la importancia de integrar prácticas sostenibles en el desarrollo urbano. La culminación de estos esfuerzos fue reforzada por la conferencia de las partes sobre el cambio climático (Cop27) en 2022, que destacó el papel principal de la ciudad como un destino turístico sostenible.
Según las directivas presidenciales, se implementó un conjunto de 39 proyectos ambiciosos. En particular, se dirigió una inversión sustancial de 800 millones de libras egipcias (alrededor de 32 millones de dólares) hacia el desarrollo de energías renovables, con la instalación de 51 megavatios de energía solar, así como la creación de 145 kilómetros de rutas de ciclo y sistemas de transporte sostenible. Estos avances cumplen con los problemas locales mientras se alinean en los objetivos globales, como la lucha contra el cambio climático y la preservación de los recursos naturales.
** Iniciativas clave y sinergias locales **
Entre las iniciativas sorprendentes, el programa de gestión de residuos sólidos, que moviliza a la comunidad local, es parte de un modelo a seguir. Al transformar el aceite de cocina de biodiesel usado, Sharm El Sheikh muestra cómo se pueden aumentar las acciones individuales para tener un impacto colectivo. Este tipo de iniciativas ofrece un marco donde se comparte la responsabilidad ambiental, que también puede fortalecer el tejido social.
Paralelamente, los programas de enfriamiento de agua en la región de NABQ y la preservación de la biodiversidad marcan los pasos que deben ser bienvenidos. El monitoreo de los arrecifes de coral, esencial para el mantenimiento del ecosistema marino, atestigua una conciencia de las interdependencias ecológicas. Sin embargo, estos diversos proyectos también plantean preguntas sobre su sostenibilidad a largo plazo y el posible riesgo de una deriva hacia un ecoturismo de la fachada, si no están acompañados de una verdadera cultura de conservación dentro de la población local..
** Los desafíos de la transición ecológica **
Más allá de las iniciativas y el entusiasmo despertado por este reconocimiento, surgen preguntas con respecto a la sostenibilidad de estos avances. ¿Cuáles son las implicaciones a largo plazo de esta designación como «ciudad verde» en la gestión urbana? ¿Cómo garantizar que las expectativas de la comunidad y los turistas estén a la altura de los compromisos asumidos? ¿Podría la creciente presión para atraer inversiones y visitantes en busca de sostenibilidad conducir a una explotación excesiva de los recursos locales?
Además, aunque Sharm El Sheikh es un pionero en Egipto, es esencial reconocer que otras ciudades como El-Kharga también han sido designadas como «ciudades verdes» por la Liga Árabe. Esta diversidad destaca la necesidad de un enfoque armonizado e integrado a nivel nacional para garantizar una transición ecológica efectiva en todo el país.
** A un modelo global de turismo sostenible **
El proyecto «Green Sharm» es indudablemente ambicioso con planes concretos para prohibir los plásticos de un solo uso en 50 hoteles para 2025-2026, entre otros pasos. Parece que con un presupuesto sostenido de casi $ 19.7 millones, Sharm El Sheikh aspira a convertirse en un modelo global para el turismo sostenible. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿se puede replicar tal modelo en otros contextos culturales y económicos en Egipto y más allá?
En conclusión, el reconocimiento de Sharm El Sheikh como una «ciudad verde» es un desarrollo prometedor que podría catalizar no solo las inversiones en ecología, sino también fomentar un diálogo sobre las mejores prácticas de sostenibilidad. Al hacerlo, encarna un punto de giro hacia una mayor conciencia ambiental dentro de la región. El desafío ahora radica en la capacidad de los actores interesados para transformar este reconocimiento en un cambio real duradero para las generaciones futuras.