El estrepitoso fracaso de la selección nigeriana en los Juegos Olímpicos de París 2024 ha provocado fuertes críticas por parte de Peter Obi, ex candidato presidencial del Partido de los Trabajadores de Nigeria. Este último expresó su descontento porque Nigeria no logró ganar ninguna medalla en el evento deportivo mundialmente famoso, a pesar de una enorme inversión financiera de casi 12 mil millones de nairas, o alrededor de 85.000 dólares por atleta.
En un largo hilo en su página oficial ganó seis medallas, incluida una de oro. Se pregunta así por qué un país como Jamaica, con mucha menos inversión, pudo obtener tales resultados mientras que Nigeria, a pesar de sus importantes recursos financieros y su numerosa delegación, no logró subir a un solo podio.
La decepción fue palpable cuando una de las principales esperanzas de Nigeria, Tobi Amusan, no logró clasificarse para una final importante por primera vez en ocho años. Además, Peter Obi planteó puntos críticos sobre casos particulares como el de Favor Ofili, cuyo nombre fue eliminado por error de la prueba de 100 metros, y el de la ex lanzadora de martillo nigeriana Annette Echikunwoke, quien cambió su lealtad a Estados Unidos y ganó una medalla.
Las acusaciones de Peter Obi contra responsables deportivos nigerianos, calificados de «pícaros e irresponsables», cuestionan la gestión de los recursos destinados a los deportistas. Denuncia la presencia de atletas lesionados y funcionarios superfluos en los Juegos Olímpicos, que gastan sin restricciones las asignaciones por misión, mientras los atletas locales luchan por rendir.
La situación descrita por Peter Obi, en particular la historia de Ese Ukpeseraye, que tuvo que pedir prestada una bicicleta para participar en su evento deportivo, es una verdadera vergüenza para el país y exige una investigación exhaustiva sobre estos “graves errores”.
Las observaciones de Peter Obi supusieron un obstáculo para el gobierno nigeriano, que había puesto grandes esperanzas en las actuaciones de sus atletas en París. Sus declaraciones reavivan el debate sobre la necesidad de una gestión más eficaz y de inversiones específicas en el ámbito del deporte en Nigeria, destacando la urgencia de una reforma profunda para garantizar un mejor futuro deportivo para el país.
En última instancia, el llamado a la acción de Peter Obi resalta las evidentes brechas y disfunciones en el sistema deportivo nigeriano, al tiempo que allana el camino para discusiones constructivas y reformas muy necesarias para brindar a los atletas locales mejores oportunidades de brillar en el escenario internacional.