Fatshimetrie fue testigo de un trágico incidente ocurrido en el campo de desplazados internos de Bugeri, en el territorio de Kalehe, en Kivu del Sur. Un incendio ocurrido la noche del 13 de agosto de 2024 no sólo causó cuantiosos daños materiales, sino que también dejó seis personas heridas, entre ellas dos niños, dos mujeres y dos jóvenes afectados en los brazos por las devastadoras llamas.
Las cifras son inequívocas: 499 casas resultaron dañadas, algunas reducidas a cenizas y otras derribadas para evitar la propagación del fuego. De las viviendas afectadas, 284 quedaron completamente consumidas con todos los enseres que contenían, mientras que otras 215 fueron demolidas, provocando la pérdida total de muchas familias desplazadas.
El campo de Bugeri, que alberga a más de 11.000 personas desplazadas de Kivu del Norte, se encuentra hoy ante una situación de emergencia. A pesar de la tragedia, muchos residentes decidieron quedarse donde estaban, sin ninguna ayuda, obligados a pasar las noches bajo las estrellas. Es en este contexto que las autoridades locales y las organizaciones de la sociedad civil están lanzando un llamado urgente de solidaridad hacia estas poblaciones vulnerables.
Justin Kamanda, secretario administrativo del grupo Buzi Bulenga, subraya la urgencia de la situación y la necesidad de una respuesta rápida y coordinada para ayudar a las víctimas del incendio. Entre los escombros y las ruinas, una comunidad entera espera apoyo concreto y eficaz para reconstruir y recuperar una apariencia de estabilidad.
James Musanganya, presidente del marco de consulta de la sociedad civil de Minova, expresa su profunda preocupación por la angustia de los desplazados y pide solidaridad nacional e internacional para ayudarlos. Es crucial responder a este llamado de ayuda y brindar apoyo concreto a las poblaciones afectadas, que ya sufrieron la guerra y la violencia, ahora se enfrentan a una nueva prueba.
El incendio en el campamento de Bugeri es un conmovedor recordatorio de la fragilidad de las condiciones de vida de las poblaciones desplazadas en la República Democrática del Congo y de la necesidad de una acción urgente y unida para evitar nuevas tragedias. Ante la emergencia humanitaria, es imperativo que la comunidad internacional se movilice para brindar asistencia inmediata y coordinada a las víctimas de esta tragedia y permitirles recuperar la esperanza y la dignidad.