La situación humanitaria en Gaza continúa empeorando con la terrible cifra de 40.000 víctimas que han perdido la vida según las autoridades sanitarias del territorio. Es una verdadera tragedia la que se desarrolla en esta pequeña franja de tierra densamente poblada, donde se amontonan los cadáveres de los fallecidos.
De acuerdo con la tradición islámica, las víctimas de la guerra son consideradas ritualmente puras, lo que las exime de lavarse el cuerpo. Los trabajadores envuelven los restos dañados en plástico para evitar manchas de sangre en sus mortajas blancas.
Las familias se reúnen para orar en el patio de la unidad de salud, donde los cuerpos envueltos en blanco por al-Zuriei y sus colegas son dispuestos uno al lado del otro antes de ser transportados al cementerio.
Al final de 11 meses de amargo conflicto entre Israel y Hamas, se están llevando a cabo conversaciones para lograr un alto el fuego. La ofensiva dejó un rastro de destrucción en todo el territorio y obligó a la gran mayoría de los 2,3 millones de residentes de Gaza a huir de sus hogares, a menudo repetidamente.
Los diplomáticos esperan que estos acontecimientos lleven a Irán y a Hezbolá libanés a retrasar sus represalias tras la eliminación de un alto comandante de Hezbolá en un ataque israelí en Beirut, así como del principal líder político de Hamás en una explosión en Teherán.
Las sucesivas órdenes de evacuación y operaciones militares han empujado a cientos de miles de personas a la llamada “zona humanitaria” a lo largo de la costa, donde viven en campamentos superpoblados y sin servicios esenciales.
Las organizaciones de ayuda están luchando por distribuir alimentos y suministros, lo que generó advertencias de una hambruna inminente. La precaria situación en Gaza exige una respuesta rápida y eficaz de la comunidad internacional para aliviar el sufrimiento de la población y trabajar por la paz en la región.