Las últimas noticias nos traen noticias tristes desde el este de la República Democrática del Congo. Los fieles de una iglesia fueron atacados por rebeldes de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), afiliadas al Estado Islámico. Este trágico suceso tuvo lugar en la frontera entre las provincias de Ituri y Kivu del Norte, dos regiones que se encuentran bajo estado de sitio desde hace casi tres años.
El ataque tuvo lugar el pasado domingo, pero los cuerpos de las víctimas no fueron descubiertos hasta dos días después, el martes. Según las autoridades y organizaciones de la sociedad civil, los atacantes de las ADF sorprendieron a los fieles de una iglesia branhamista en pleno culto, matando a cinco de ellos con machetes. Algunos fieles lograron escapar, pero otros fueron tomados como rehenes por los atacantes.
Más allá del horror de este ataque, los atacantes también destrozaron la iglesia, los instrumentos musicales e incluso la Biblia del predicador. Este acto de profanación añade aún más dolor a esta tragedia.
Lamentablemente, este no es el único ataque reportado en la región. En Tandika, una ciudad cercana, también fueron asesinados tres agricultores y les robaron sus cosechas. Estos actos de violencia indiscriminada golpean duramente a las poblaciones locales, que ya viven en un clima de inseguridad permanente.
Los cuerpos de las ocho víctimas fueron enterrados el martes, en un ambiente de tristeza y luto. Pero continúan las búsquedas para encontrar desaparecidos y la población pide apoyo al ejército para esta operación. Los soldados afirman haber iniciado una persecución contra los atacantes, quienes se habrían refugiado en las profundidades del territorio de Irumu.
Esta tragedia pone de relieve la persistencia de la amenaza que representan las ADF, a pesar de las operaciones llevadas a cabo por los ejércitos congoleño y ugandés durante dos años. Estos ataques siguen siendo frecuentes y ponen en peligro la vida de muchas personas. Las autoridades congoleñas anuncian que han eliminado a más de 1.200 miembros de las ADF en 2023 y han capturado a varios centenares, pero esto no parece suficiente para poner fin a la violencia.
Es urgente tomar medidas adicionales para garantizar la seguridad de las poblaciones del este de la República Democrática del Congo y poner fin a la actividad de los grupos armados en la región. Las autoridades congoleñas deben redoblar sus esfuerzos para proteger a sus ciudadanos y garantizar un futuro más seguro para todos.
En conclusión, no podemos más que condenar este bárbaro ataque contra los fieles de una iglesia. Nuestra solidaridad va con las familias de las víctimas y con todos los afectados por esta tragedia. Esperemos que se adopten medidas concretas para poner fin a esta violencia y promover la paz en la región.