En nuestra sociedad en constante evolución, es crucial resaltar la diversidad y luchar contra los estereotipos que persisten en nuestras representaciones culturales. Teniendo esto en cuenta, el cine francés busca liberarse de los clichés y ofrecer historias más inclusivas y representativas de la realidad.
Una de las últimas producciones que contribuye a este cambio es la película «Vermin», un verdadero éxito en Francia este año. Más allá de su trama centrada en arañas asesinas que invaden un edificio en ruinas, la película nos ofrece una visión diferente de barrios desfavorecidos muchas veces asociados al narcotráfico y al terrorismo.
Al contrario, «Vermin» presenta este edificio como un lugar de solidaridad, donde los problemas surgen sobre todo del abandono por parte de la policía, los medios de comunicación y la sociedad en general. De esta producción surge una verdadera voluntad de desafiar los estereotipos, como explica Olivier Saby, de la productora Impact Films.
Impact Films, creada en 2018, tiene la misión de promover la diversidad en el cine francés. Su objetivo no es garantizar que haya una persona negra, árabe o blanca en cada escena, sino reflejar la realidad tal como es. De hecho, la diversidad está presente en todos los ámbitos de nuestra vida diaria y es fundamental que el cine y la televisión puedan representarla.
El camino hacia una mayor diversidad en el cine francés no es fácil. Si las mujeres han ganado dos de las últimas tres Palmas de Oro en Cannes y si tres de los cinco nominados a mejor director en los próximos César son mujeres, la cuestión de la diversidad racial sigue siendo más compleja.
En Francia, todavía está prohibido recopilar datos sobre la raza en nombre del mantenimiento de la igualdad entre los ciudadanos. Esta falta de datos estadísticos dificulta medir la diversidad y, por tanto, la representación en la pantalla, como señala Wale Gbadamosi Oyekanmi, consultor de relaciones públicas e inversor de Impact Films.
Sin embargo, algunos analistas logran sortear este problema midiendo la forma en que se “percibe” a los individuos en lugar de plantear directamente la cuestión de su raza. Un estudio realizado en 2019 sobre 115 películas francesas por el colectivo 50/50, que lucha por la paridad en el cine, reveló que el 81% de los personajes principales eran “percibidos como blancos”. Una observación que demuestra que aún queda camino por recorrer.
Sin embargo, a pesar de los avances realizados, algunos guardianes de la cultura en Francia todavía se resisten a la idea de mezclar cuestiones sociales y creatividad. Para Marie-Lou Dulac, fundadora de la consultora sobre diversidad DIRE et Dire, fomentar la diversidad no constituye una perversión de la creatividad, sino más bien una forma de renovarla y descubrir nuevas historias y nuevos personajes..
Teniendo esto en cuenta, Impact Films apoya películas que destaquen personajes LGBTQ+, discapacitados o de minorías étnicas. La empresa también financia documentales sobre cuestiones medioambientales y sociales y se compromete a contratar a personas poco representadas en las profesiones cinematográficas. Juntos, trabajan con los escritores para evitar clichés y estereotipos, cuestionando la necesidad de que un héroe de acción conduzca un SUV o que un actor minoritario interprete consistentemente a un traficante de drogas.
Pero este deseo de cambiar las cosas también provoca reacciones negativas. También poderosos empresarios de derecha se dedican a la producción cinematográfica con películas de temática ultraconservadora y nacionalista. Por tanto, es fundamental no desanimarse y continuar estos esfuerzos a favor de la diversidad.
La película “Vermin”, que este año compite por dos premios César, es un ejemplo inspirador de esta evolución. Es hora de reconocer que hay suficiente espacio en la pantalla para todos y de valorar la diversidad de nuestra sociedad.