La desgarradora historia de Taxman, oriundo de Alor Agu en la zona sur de Igbo-Eze del estado de Enugu y residía en Onitsha, estado de Anambra, ha provocado una consternación generalizada tras la tragedia de su desaparición seguida de su muerte. Estuvo desaparecido durante tres largas semanas, antes de que su cuerpo fuera encontrado abandonado en una alcantarilla seca en las afueras de Nkwelle Uke, cerca del RCC en la región de Idemili Norte del estado de Anambra.
Las circunstancias de su secuestro aún no están claras, pero parece que sus atacantes sacaron a Taxman de su vehículo por la fuerza. Un video viral que circula en las redes sociales muestra su cuerpo tirado en la cuneta, rodeado de curiosos consternados por esta macabra escena.
Una fuente cercana a la familia de la víctima, que prefirió permanecer en el anonimato, reveló que Taxman fue presuntamente asesinado a pesar del pago de un rescate. Se ha sugerido que los secuestradores pudieron haberlo matado para evitar que los identificara.
«Es posible que lo hayan matado después de que reconoció a uno para evitar ser denunciado», dijo la fuente.
Se pagó un rescate de 10 millones de naira después de tres semanas de cautiverio de Taxman. El portavoz del Comando de Policía del Estado de Anambra, SP Tochukwu Ikenga, no pudo confirmar el incidente ya que el comando inicialmente no estaba al tanto.
Sin embargo, Ikenga dijo que investigaría más a fondo el asunto. Esta trágica conclusión pone de relieve el persistente problema de los secuestros y la violencia en la región, y pone de relieve los desafíos que enfrentan las fuerzas del orden para combatir esos delitos.
Esta triste realidad debería impulsar a las autoridades a redoblar sus esfuerzos para garantizar la seguridad de los ciudadanos y poner fin a esta devastadora ola de criminalidad. Ha llegado el momento de tomar medidas concretas y efectivas para garantizar la protección de vidas y bienes, y de que se haga justicia a las víctimas de estos actos atroces.