En el tumultuoso backstage de la política nigeriana, se produjo un enfrentamiento épico entre el actual ministro del Territorio de la Capital Federal, Nyesom Wike, y el gobernador del estado de Rivers, Siminalayi Fubara. La reciente decisión del Comité de la Convención Nacional del Partido Democrático Popular (PDP) de aprobar los congresos del estado de Rivers marca un importante punto de inflexión en este conflicto que está sacudiendo los misterios del poder.
En la reunión del Comité de la Convención Nacional en Abuja, presidida por el presidente interino Umar Damagum, se tomó la decisión de posponer la crucial reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CNE) del 26 de septiembre al 24 de octubre. La medida plantea dudas sobre si el CNE podría revocar este respaldo del Congreso, dado que varios gobernadores del PPD apoyan a Fubara.
Un destacado miembro anónimo del Comité Nacional de la Convención confirmó este respaldo de los congresos del estado de Rivers y otros estados. “Wike una vez más triunfa sobre los gobernadores del PPD, ya que el Comité de la Convención Nacional ha respaldado a los congresos en el estado de Rivers y otros estados. Los pocos miembros de la NWC que se opusieron no pudieron impedir esta decisión”, dijo la fuente, citada por Punch.
Ahora está claro que sólo la reunión del CNE podría revertir esta decisión, pero el aplazamiento de esta reunión hace que esta posibilidad sea menos probable. La tensión interna dentro del PPD se intensificó el 24 de agosto, cuando los gobernadores del PPD apoyaron públicamente al gobernador Fubara, cuestionando el control de Wike sobre la estructura del partido en el estado de Rivers.
En respuesta, Wike emitió una advertencia inequívoca el 31 de agosto, amenazando con provocar el caos en los estados de los gobernadores si continuaban interfiriendo en los asuntos del estado de Rivers.
Esta saga político-partidista continúa cautivando la atención del público, con cuestiones políticas cruciales para los actores involucrados. El PPD sigue sacudido por estas tensiones internas, que amenazan la unidad del partido y ponen de relieve las profundas raíces de las rivalidades políticas en Nigeria. Las próximas semanas revelarán si la tormenta política amainará o se intensificará, abriendo un nuevo capítulo en la turbulenta historia de la política nigeriana.