En el mundo de la fotografía, un fenómeno que ha intrigado durante décadas es el uso de la palabra «queso» para animar a los sujetos a mostrar una sonrisa frente al objetivo. Esta tradición, que se remonta a la década de 1940, ha resistido el paso del tiempo a pesar de la evolución de las tecnologías y prácticas fotográficas.
Durante los inicios de la fotografía, el acto de posar para una imagen adquirió un carácter serio y solemne. Los largos tiempos de exposición necesarios para capturar una imagen dejaban poco espacio para la espontaneidad y la alegría. Se requirió que los sujetos permanecieran quietos durante largos períodos de tiempo, lo que dificultaba la aparición de una sonrisa natural.
Sin embargo, con la llegada de cámaras más rápidas y accesibles en el siglo XX, el proceso de fotografía se volvió más relajado y divertido. La gente empezó a disfrutar de que le tomaran fotos y a buscar formas de mostrar una sonrisa natural frente a la cámara.
Así nació el famoso “queso”. Los fotógrafos rápidamente se dieron cuenta de que esta palabra tenía el poder de provocar una sonrisa espontánea en los rostros de los sujetos. Al decir la palabra «queso», la combinación del sonido «ch» que abre ligeramente la boca y el sonido «ee» que levanta las comisuras de los labios crea una expresión facial radiante, perfecta para fotografías.
El uso de «queso» como palabra mágica para provocar una sonrisa se ha vuelto rápidamente popular en los países de habla inglesa. Sin embargo, es interesante notar que otras culturas han desarrollado sus propias palabras para provocar una sonrisa durante las sesiones fotográficas. Por ejemplo, en China se utiliza la palabra «qiézi» (berenjena) por motivos similares, mientras que en Corea se dice «kimchi» para conseguir una sonrisa natural.
Esta diversidad lingüística pone de relieve la universalidad del deseo de mostrar alegría y espontaneidad en las imágenes. No importa el idioma que hablemos, la búsqueda de una expresión positiva y brillante durante las sesiones fotográficas sigue siendo una constante.
En definitiva, la palabra «queso» es más que una simple fórmula mágica para provocar una sonrisa. Encarna la idea de que la fotografía es ante todo una búsqueda de momentos de felicidad, complicidad y compartir. Entonces, la próxima vez que digas esa palabra frente a la cámara, recuerda que estás participando en una tradición que trasciende las fronteras culturales y lingüísticas, uniendo a las personas en torno al arte de capturar la alegría de la vida en su día más hermoso.