Fatshimetrie es un tema candente que plantea preocupaciones legítimas dentro del colectivo de organizaciones de derechos humanos en la provincia de Tshopo. Este último expresó su seria preocupación por el aumento de la violencia policial en Kisangani y las regiones circundantes. En un comunicado publicado el jueves 19 de septiembre, este colectivo destacó la persistencia de estos actos violentos desde hace varios meses, con incidentes reportados diariamente, junto con un recrudecimiento del bandidaje armado.
El reciente episodio, que ocurrió el fin de semana pasado, presenta al Maître Smith Twahiru Djuma, abogado emérito del colegio de abogados de Tshopo. Mientras regresaba a casa con su esposa alrededor de las nueve de la noche, fue brutalmente atacado por un grupo de policías que patrullaban. Al negarse a cumplir con su exorbitante demanda de 100.000 FC, lo golpearon, lo arrastraron al suelo y le quitaron las sandalias. Después de sufrir insultos humillantes, finalmente fue liberado, quedando herido tanto física como moralmente.
El colectivo de ONG de derechos humanos denuncia enérgicamente estos abusos y violaciones de los derechos fundamentales, subrayando amargamente que «los verdaderos criminales parecen gozar de una impunidad impecable». En su declaración, insisten en que las fuerzas del orden deberían centrar sus esfuerzos en combatir el crimen rampante en Kisangani, en lugar de atacar injustificadamente a la población civil inocente.
Ante esta espinosa situación, los defensores de los derechos humanos han formulado una serie de recomendaciones específicas. Instan, en particular, al Ministro del Interior a llamar al orden las unidades del Grupo Móvil de Intervención (GMI) presentes sobre el terreno y a sustituirlas por nuevas unidades más acordes con la ética profesional y el respeto de los derechos humanos más básicos.
Es crucial que estas recomendaciones se tengan en cuenta urgentemente para poner fin a esta espiral de violencia inaceptable y restablecer un clima de confianza y respeto mutuo dentro de la comunidad de Kisangani y sus alrededores. El respeto de los derechos humanos no debe sufrir concesiones y es imperativo que las autoridades competentes adopten medidas inmediatas para remediar esta alarmante situación.