La evolución de la situación entre la República Dominicana y Haití suscita serias preocupaciones, ya que las autoridades dominicanas anunciaron recientemente que habían deportado o repatriado a casi 11.000 haitianos durante la semana pasada. Esta medida, que forma parte del compromiso de llevar a cabo este tipo de operaciones semanalmente, pone de relieve los desafíos que enfrenta Haití, azotado por la persistente violencia de las pandillas y una pobreza creciente.
Las deportaciones masivas observadas han suscitado críticas y acusaciones de discriminación contra ciudadanos haitianos. William Charpentier, coordinador de la Coalición Nacional para Migraciones y Refugiados en República Dominicana, destacó que la policía está en el origen de estos operativos, denunciando persecución contra personas negras y presuntas de origen haitiano.
Ante estos hechos, Gandy Thomas condenó las deportaciones, calificándolas de «campaña discriminatoria contra los haitianos por su nacionalidad y color de piel». Los representantes de Haití han solicitado una reunión de emergencia en la Organización de Estados Americanos para discutir estas deportaciones, que califican de «campaña discriminatoria contra los haitianos por su nacionalidad y color de piel».
Esta escalada resalta la necesidad de diálogo y una solución respetuosa, condenando lo que consideran graves violaciones a los derechos de los haitianos en República Dominicana. Con más de medio millón de ciudadanos haitianos viviendo en la República Dominicana, los defensores de los derechos humanos temen que estas deportaciones puedan poner en riesgo miles de vidas, especialmente dada la violencia de las pandillas que azota a la República Dominicana y el deterioro de la situación económica.
Por otra parte, una misión respaldada por la ONU, encabezada por la policía de Kenia y lanzada a principios de este año para combatir la crisis de las pandillas, está enfrentando dificultades en términos de financiación y personal. Las cifras presentadas por el gobierno dominicano, que indican que, del 1 al 7 de octubre, un total de 7.591 personas fueron deportadas y 3.323 repatriadas, todas desde Haití, atestiguan la magnitud de estas operaciones y sus consecuencias sobre las poblaciones directamente afectadas.
Esta situación exige una respuesta internacional urgente y coordinada para garantizar el respeto de los derechos fundamentales de las personas, independientemente de su origen y nacionalidad. Las relaciones entre la República Dominicana y Haití deben basarse en el respeto mutuo y la cooperación para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos, en un espíritu de tolerancia y solidaridad.