El debate en torno a la celebración de una Conferencia Nacional de la Juventud, anunciada por el presidente Bola Tinubu para abordar las cuestiones planteadas por los manifestantes durante las recientes protestas #EndBadGovernance, está generando reacciones encontradas entre la población. Algunos consideran que esta iniciativa es un paso en la dirección correcta, mientras que otros expresan su preocupación por la participación y representatividad de los delegados.
Un punto crucial planteado por los críticos de esta iniciativa es la necesidad de una representación inclusiva, que garantice la participación de los manifestantes actualmente detenidos como delegados a la Conferencia. Esta solicitud tiene como objetivo garantizar la credibilidad del ejercicio y demostrar una voluntad real de escucha y diálogo.
Otras demandas expresadas incluyen la necesidad de una garantía de implementación de las resoluciones de la Conferencia y un compromiso firme para que el informe no quede en letra muerta, como iniciativas similares anteriores. Es imperativo que los participantes en esta Conferencia no sean únicamente partidarios del partido gobernante, sino que se tenga en cuenta la diversidad de puntos de vista y opiniones para deliberaciones informadas y equilibradas.
La propuesta de organizar una Conferencia Nacional de la Juventud durante un período de 30 días, como mencionó el Presidente Tinubu durante su discurso del Día de la Independencia el 1 de octubre, ha suscitado esperanzas de un cambio real y preguntas legítimas sobre los métodos de selección de los delegados y de tener en cuenta las aspiraciones de los jóvenes.
Es crucial que esta Conferencia esté diseñada con la participación activa y directa de los propios jóvenes, para garantizar que sus principales preocupaciones en términos de educación, empleo, innovación, seguridad y justicia social se aborden de manera efectiva. El liderazgo político debe comprometerse a tomar en consideración las recomendaciones que surgirán de esta conferencia e implementarlas de manera concreta para ayudar a construir una sociedad más inclusiva, próspera y unida.
Sin embargo, es igualmente esencial enfatizar que la represión de manifestantes pacíficos durante las recientes protestas #FearlessInOctober es un ataque a los principios democráticos fundamentales. La libertad de protestar pacíficamente es un pilar esencial de cualquier sociedad democrática, y debe condenarse cualquier forma de represión o intimidación contra los ciudadanos que ejercen este derecho.
En conclusión, la organización de una Conferencia Nacional de la Juventud es una iniciativa loable que merece ser apoyada, siempre que garantice una verdadera representatividad, una escucha atenta a las preocupaciones de los jóvenes y una verdadera voluntad de acción para el cambio.. Es esencial que las aspiraciones y necesidades de los jóvenes estén en el centro de este proceso para construir un futuro mejor para todos.