El coronel Mack Hazukayi, figura emblemática del sector operativo Sokola 1 de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo, está en el centro de la noticia. Su papel como portavoz está atrayendo mucha atención y preguntas en vista de las recientes acusaciones formuladas contra las FARDC y sus socios ugandeses en las UPDF.
Mientras la sociedad civil señala prácticas controvertidas como la instalación de barreras ilegales y el acoso infligido a la población en determinadas localidades de Kivu del Norte, el coronel Hazukayi reaccionó con firmeza. Negó enérgicamente estas acusaciones y afirmó que las fuerzas armadas y sus socios están logrando resultados convincentes en la región de Ruwenzori, particularmente en Mwalika.
Sin embargo, consciente de los posibles excesos de ciertos individuos dentro de sus tropas, el coronel reconoce la existencia de algunas «manzanas podridas» que pueden incurrir en prácticas abusivas. Para frenar este comportamiento inaceptable, dio instrucciones estrictas a sus comandantes para que pusieran fin al acoso y a los impuestos ilegítimos impuestos a los civiles, especialmente en las rutas agrícolas.
Su determinación de limpiar las prácticas dentro de su sector operativo se expresa claramente en sus advertencias inequívocas a los responsables involucrados en acciones tan reprobables. El coronel Hazukayi insiste en la necesidad de castigar severamente a quienes empañan la reputación de las FARDC y perjudican la confianza de los ciudadanos en el ejército.
En última instancia, a través de sus firmes posiciones y su deseo declarado de proteger a las poblaciones civiles, el coronel Mack Hazukayi encarna una nueva generación de líderes militares preocupados por la transparencia, la ética y el respeto de los derechos fundamentales. Su firmeza frente a los abusos internos y su compromiso con la población dan testimonio de una visión moderna y responsable de la acción militar, que merece ser saludada y alentada.