Ile aux Nattes, situada frente a la costa este de Madagascar, alberga una pequeña granja de vainilla dirigida por una pareja franco-malgache. Provenientes de una larga estirpe de productores de vainilla, decidieron hace 10 años lanzarse al cultivo y comercialización de esta preciada especia. Hoy reciben a los visitantes para vivir una experiencia sensorial y ecológica en el corazón de su plantación.
Lionel Schmitt, un apasionado de la vainilla, comparte alegremente sus consejos de cultivo con los visitantes. Explica en particular su técnica de polinización: en lugar de polinizar todas las flores, poliniza sólo una flor entre dos, lo que permite obtener vainas de vainilla más largas y de mejor calidad. Muestra a los visitantes cómo realizar la polinización manual utilizando una espina de limonero.
El recorrido continúa a través de la plantación, donde los visitantes pueden oler el embriagador aroma de la vainilla y caminar sobre un suelo suave y elástico. Los troncos dispersos de los plátanos son el resultado de tormentas recientes, pero ayudan a nutrir las plantas de vainilla al desintegrarse para formar humus. Y aquí nada de productos químicos: los problemas se solucionan gracias a soluciones naturales, como la introducción de erizos para acabar con los caracoles.
La pequeña finca de vainilla en Île aux Nattes también tiene un impacto positivo en el desarrollo turístico de la isla. Los visitantes pueden comprar vainas de vainilla que han sido cuidadosamente secadas y empaquetadas por Lynda, la esposa de Lionel. Apasionada de la vainilla, es la cuarta generación de su familia que cultiva y comercializa esta especia. Todo se hace de forma artesanal y la vainilla se recolecta cuando las vainas están completamente maduras y son ricas en vainillina.
La vainilla de Madagascar es una auténtica estrella y un buque insignia de la agricultura nacional. Gracias a granjas como la de Île aux Nattes, que ponen de relieve una cultura tradicional y respetuosa con el medio ambiente, los visitantes tienen la oportunidad de descubrir la vainilla en su sencillez y autenticidad. Y al apoyar a estos productores locales, también contribuyen al desarrollo económico de la región.
En conclusión, el cultivo de vainilla en Île aux Nattes es un ejemplo inspirador de éxito en el campo de la agricultura sostenible. Esta pareja franco-malgache hace todo lo posible para producir vainilla de calidad, preservando al mismo tiempo el medio ambiente y ofreciendo a los visitantes una experiencia única e informativa. La vainilla de Madagascar sigue fascinando y seduciendo y, gracias a productores apasionados como ellos, su futuro es prometedor.