Sudáfrica, y más concretamente la ciudad de Johannesburgo, fue recientemente escenario de una operación policial a gran escala en el distrito de Westbury. Esto demuestra la magnitud del problema de la violencia y el crimen que azotan al país, poniendo en peligro la vida cotidiana de los residentes y la estabilidad de las comunidades.
Una encuesta reciente realizada por RCS en asociación con BNP Paribas y la Iniciativa Whitaker para la Paz y el Desarrollo (WPDI) ha puesto de relieve el alarmante aumento de la violencia en Sudáfrica. Los resultados de este estudio, publicado esta semana, revelan un aumento de las preocupaciones relacionadas con la seguridad personal y la violencia exacerbada que azota al país.
Los datos recopilados de las comunidades afectadas por la violencia en Gauteng, KwaZulu-Natal y la provincia del Cabo Occidental, así como de empresas que operan en diversos sectores, pintan un panorama sombrío de la situación actual. Si bien el número total de delitos disminuyó ligeramente en 2024, la violencia extrema ha aumentado, como lo demuestran las estadísticas del primer trimestre de la policía sudafricana.
Los incidentes de amenazas con arma aumentaron del 57% al 62%, mientras que los casos de agresiones físicas y lesiones aumentaron del 51% al 53% durante el mismo período. Los secuestros y las abducciones están aumentando, del 11% en 2023 al 16% en 2024, con una mayor prevalencia en la provincia del Cabo Occidental.
La población se siente cada vez más amenazada: el 82% de los encuestados dice que no se siente seguro en su propia comunidad. Atribuyen este aumento de la violencia en gran medida al aumento del coste de la vida: el 81% de las personas cree que la violencia está correlacionada con este problema. Además, el 36% de los participantes admitió no sentirse nunca seguro en 2024, el doble que en 2020.
A pesar de una ligera disminución en los casos de violencia verbal, amenazas y destrucción de propiedad, el impacto de la violencia en la capacidad de las personas para realizar su trabajo efectivamente disminuyó en un 2%. Sin embargo, el número de personas que sufrieron pérdida de ingresos o empleo como resultado de la violencia aumentó un 12% en comparación con el año anterior.
La violencia de género sigue siendo un problema persistente que afecta al 46% de los encuestados, incluido el 53% de las mujeres, frente al 38% de los hombres. Los ataques verbales siguen siendo la forma más común de violencia de género: las amenazas verbales aumentaron un 5% y los secuestros un 7% contra las mujeres.
Al mismo tiempo, las mujeres enfrentan desafíos adicionales, como el miedo a salir a realizar sus actividades habituales. Muchas mujeres expresaron temor por la escalada de violencia tras la separación, a menudo vinculada a la dependencia financiera de su pareja abusiva..
Ante esta alarmante realidad, es imperativo adoptar medidas estratégicas y específicas que involucren a toda la sociedad para combatir la violencia, en particular la violencia de género. Este problema requiere un enfoque multifacético y una acción concertada para proteger a las personas y mantener seguras a las comunidades sudafricanas.