Fatshimetrie: Por qué el domingo es el día ideal para quedarse sin gasolina
El domingo, día de descanso, de convivencia y de preparación para la próxima semana, propicia a menudo crisis inesperadas. Entre los peligros más frecuentes que enfrentan muchos hogares se encuentra el famoso escenario del corte de gas en medio de la preparación de la comida del domingo. ¿Cómo explicar esta recurrencia que siempre suscita frustración y molestia?
En primer lugar, los domingos suelen significar días dedicados a cocinar más. Después de una semana ocupada, el fin de semana por fin ofrece la oportunidad de preparar buenas comidas, ya sea para usted, su familia o sus amigos. Los fogones funcionan a toda velocidad, las sopas hierven a fuego lento, los asados se dorarán en el horno. No es de extrañar que el gas se acabe en el momento crucial cuando la masa de la tarta está a punto de colocarse en el horno o cuando el asado parece estar perfectamente cocido.
Además, el desgaste normal del gas generalmente implica una vida útil predecible. Si llena su botella de gas un domingo y cocina a un ritmo similar cada semana, es muy probable que su suministro se acabe nuevamente aproximadamente a la misma hora el mes siguiente, o incluso meses después. Es un poco como el destino que parece estar decidido en este día de la semana en particular.
Más allá de las simples coincidencias, también existe el conocido efecto de la Ley de Murphy, que llega con picardía en estos momentos cruciales. Según este refrán, si algo puede salir mal, saldrá mal. Y si no puede salir mal, saldrá mal de todos modos. No es raro encontrar que estos acontecimientos ruinosos ocurren justo cuando menos lo esperamos, provocando así una cierta alteración en nuestros hábitos ya bien regulados.
Además, nuestra percepción de los acontecimientos juega un papel importante. Basta un corte de gas un domingo para que se vuelva más vívido en nuestra memoria. Esto es lo que llamamos fenómeno de ilusión de frecuencia o fenómeno de Baader-Meinhof. Una vez que ocurre un incidente perturbador, es más probable que notemos otros similares, lo que refuerza la impresión de que el domingo está maldito en lo que respecta a la gasolina.
En conclusión, el corte de gas que se produce sistemáticamente los domingos, aunque frustrante, puede verse como un reflejo de los caprichos de la vida cotidiana. Entre rutinas bien establecidas, desgaste previsible de los equipos y fenómenos psicológicos, el domingo parece ser el día ideal para que la Ley de Murphy entre en vigor. Pero al final, es en estos pequeños inconvenientes donde a veces se esconden las mayores oportunidades para reírse de uno mismo y disfrutar plenamente de las sencillas alegrías de la vida doméstica.