Fatshimetrie, 28 de octubre de 2024 (ACP). Las recientes elecciones legislativas en Georgia provocaron fuertes reacciones y acusaciones de injerencia electoral por parte del Kremlin, dejando un clima de contestación y dudas sobre la legitimidad de los resultados.
El portavoz presidencial ruso, Dmitry Peskov, rechazó enérgicamente las acusaciones de interferencia, calificándolas de infundadas y afirmando que no se había producido ninguna intervención. Sin embargo, incidentes durante la votación, como presuntos intentos de coerción en Marneouli, sembraron confusión y plantearon dudas sobre la integridad del proceso electoral.
Por su parte, el Ministerio alemán de Asuntos Exteriores, a través de su portavoz Sebastian Fischer, condenó las «importantes irregularidades» observadas durante las elecciones en Georgia, denunciando en particular intimidaciones a los electores y violaciones del secreto del voto. Esta reacción pone de relieve la importancia de respetar las normas internacionales para las elecciones democráticas.
En respuesta a las críticas de la oposición georgiana por una supuesta deriva autoritaria prorrusa, el Primer Ministro Irakli Kobakhidze reafirmó el compromiso de Georgia con su integración europea. Destacó que el principal objetivo de la política exterior de Georgia sigue siendo la membresía en la Unión Europea y se comprometió a hacer todo lo posible para garantizar que el país haga realidad esta perspectiva para 2030.
Frente a estos importantes desafíos políticos, Georgia se encuentra en una encrucijada entre presiones internas y externas, aspiraciones democráticas y realidades geopolíticas. El futuro del país y su relación con la Unión Europea parecen más inciertos que nunca, en medio de tensiones y controversias que subrayan los desafíos que enfrenta la nación georgiana.