El fenómeno del feminicidio es una tragedia global que requiere acciones urgentes y concertadas para ponerle fin. Todos los días, mujeres y niñas pierden la vida a manos de sus parejas íntimas o familiares. Estadísticas recientes reveladas por la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género resaltan la magnitud de este flagelo, con 85.000 mujeres y niñas asesinadas intencionalmente en todo el mundo en 2023. Entre estos crímenes, el 60% son cometidos por seres queridos, o 51.000 vidas perdidas innecesariamente.
África encabeza la lista de tasas más altas de feminicidio cometido por una pareja íntima o un familiar, seguida de América y Oceanía. En Europa y América, la mayoría de las mujeres asesinadas en entornos domésticos fueron víctimas de sus parejas íntimas, mientras que en otras regiones son otros miembros de la familia los principales perpetradores de estos crímenes.
La necesidad de una acción inmediata y coordinada es imperativa para combatir la violencia contra las mujeres. Medidas como una legislación sólida, una mejor recopilación de datos, una mayor rendición de cuentas del gobierno y una cultura de tolerancia cero son esenciales para poner fin a este flagelo. También es crucial proporcionar mayores recursos financieros a las organizaciones de derechos de las mujeres para fortalecer su acción e impacto.
En la República Democrática del Congo, donde la violencia doméstica sigue siendo un tema preocupante, es fundamental adoptar una legislación específica para abordar este problema. Las acciones tomadas por las ONG y los activistas locales son loables, pero hasta que no exista una ley clara y precisa, será difícil llevar ante la justicia a los perpetradores de violencia doméstica.
Como parte de los 16 días de activismo contra la violencia de género, iniciativas como la campaña “Voces de los desplazados” lanzada por Kinshasa News Lab son cruciales para dar voz a las mujeres y niñas vulnerables que viven en campamentos de desplazados. Es fundamental escuchar y tener en cuenta sus testimonios para desarrollar políticas y acciones concretas encaminadas a protegerlas y poner fin a la violencia de la que son víctimas.
En conclusión, la lucha contra el feminicidio y la violencia contra las mujeres es una lucha que concierne a toda la sociedad. Es hora de unirnos, tomar medidas concretas y hacer escuchar las voces de las víctimas para construir un futuro en el que todas las personas, independientemente de su género, puedan vivir con seguridad y dignidad.