En las elecciones nacionales de Namibia previstas para el 27 de noviembre de 2024, hay más en juego que nunca. El país se encuentra en un punto de inflexión crucial en su historia política, donde la cuestión de la continuidad del partido gobernante, Swapo, está siendo cuestionada. Esta elección podría marcar un cambio significativo en el panorama político de Namibia, poniendo fin al dominio indiscutible de Swapo desde su independencia en 1990.
Según Henning Melber, profesor emérito de ciencias políticas en la Universidad de Pretoria y miembro de Swapo, el partido se enfrenta a una oposición superior por primera vez en décadas. Las elecciones de 2019 ya han mostrado una disminución significativa en el apoyo a Swapo: el presidente reelegido Hage Geingob recibió solo el 56% de los votos, frente al 87% en 2014. La aparición de Panduleni Itula, ex miembro de Swapo que se independizó y fundador del Movimiento de Patriotas Independientes por el Cambio (IPC), reforzó esta tendencia a la baja en el apoyo a Swapo.
Las causas de este descenso son múltiples. Además de las acusaciones de corrupción y el escándalo Fishrot que han empañado la reputación de Swapo, también existe un creciente descontento entre los jóvenes namibios, en particular debido al desempleo que afecta a casi el 50% de los jóvenes en 2018. Este descontento ha llevado a una pérdida de confianza en el partido gobernante, particularmente entre los jóvenes urbanos, que podrían desempeñar un papel crucial en el resultado de las elecciones.
Los partidos de oposición, como el Movimiento de los Sin Tierra y el Movimiento Popular Democrático, también ganaron popularidad en las elecciones municipales de 2020, lo que socavó aún más el apoyo a Swapo. A pesar de estos desafíos, las previsiones de Fitch Solutions indican que Swapo podría conservar su mayoría en la Asamblea Nacional y que su candidato, el vicepresidente Netumbo Nandi-Ndaitwah, podría ganar las elecciones presidenciales.
Sin embargo, nada es seguro de antemano. Las tendencias regionales y continentales muestran que los viejos partidos de liberación se ven cada vez más desafiados, debido al aumento de votantes jóvenes nacidos después de luchas de liberación y ansiosos de cambio. El caso de Namibia es parte de una tendencia más amplia en el sur de África, donde los partidos históricos enfrentan una mayor competencia de nuevas fuerzas políticas.
En conclusión, las elecciones de 2024 en Namibia se perfilan como un momento decisivo para el futuro político del país. Los votantes de Namibia tendrán la oportunidad de hacer oír su voz y decidir el futuro de su nación. Cualquiera que sea el resultado, estas elecciones reflejan un cambio profundo en el panorama político de Namibia y resaltan la importancia de una participación ciudadana comprometida para garantizar una transición democrática pacífica y transparente.