El puerto de Safricas en Kinkole, al este de Kinshasa, se ha convertido en escenario de una alarmante explotación ilegal de recursos forestales. La afluencia masiva de balsas que transportan troncos desde la provincia de Ecuador pone de relieve una red clandestina dirigida por propietarios sin escrúpulos.
A pesar de los requisitos legales para la tala, la mayoría de los propietarios de balsas operan sin los documentos requeridos, poniendo así en peligro la legalidad de cualquier transacción posterior. Esta práctica cuestionable implica una serie de costes y trámites administrativos que deben liquidarse aguas arriba, que no siempre son respetados por los operadores artesanales.
La Asociación de Forestales Artesanales, a través de su presidente Barú, denuncia enérgicamente estas acciones fraudulentas. De hecho, los troncos se venden directamente en el agua, eludiendo los procedimientos reglamentarios e imponiendo a los compradores los costos que normalmente corren a cargo de los operadores. Esta situación coloca a los compradores en una posición delicada, obligándolos a pagar múltiples impuestos para legalizar mercancías adquiridas en condiciones cuestionables.
La maraña de impuestos que se deben pagar para extraer troncos del agua constituye una forma para que los propietarios de balsas escapen del control estatal, fomentando así el comercio ilegal y no regulado. Esta espiral de irregularidades perjudica la transparencia del mercado de la madera e impacta negativamente a los actores económicos que respetan las normas vigentes.
Es imperativo que las autoridades competentes tomen medidas drásticas para poner fin a esta explotación ilícita de los recursos forestales en el puerto de Safricas. La protección del medio ambiente, la preservación de los recursos naturales y la legalidad de las transacciones comerciales deben prevalecer para garantizar un futuro sostenible para la industria forestal en la República Democrática del Congo.