El último partido de los Leopardos de la RDC en el estadio de los Mártires fue escenario de un escenario de lo más dramático, que dejó a los aficionados congoleños con un sabor amargo. Derrotados en la recta final por el Walya de Etiopía, los Leopardos volvieron a perder la oportunidad de brillar en la escena continental.
Desde el inicio del partido, el equipo de Sébastien Desabre intentó imponer su juego ofensivo, con una juventud atrevida. Ngal’ayel Mukau y Noah Sadiki animaron el centro del campo con el objetivo de presionar alto y crear oportunidades. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados y de las iniciativas individuales de algunos jugadores, los Leopardos no pudieron concretar sus acciones.
El primer tiempo estuvo marcado por un gol inicial de los rivales etíopes, lo que sumió a los Leopardos en la incertidumbre. En la segunda parte el dominio del equipo congoleño fue más marcado, con repetidas incursiones en el área contraria. Lamentablemente, los intentos de gol carecieron de precisión y coordinación, lo que dejó a los aficionados esperando un resultado positivo.
A pesar de un estallido de orgullo al final del partido, simbolizado por el gol del empate de Dylan Batubisaka, los Leopards finalmente concedieron un segundo gol en los momentos finales del partido. Un resultado amargo que recuerda a la derrota anterior contra el Syli National de Guinea y que pone de relieve las deficiencias del equipo en la gestión de los momentos fuertes y débiles.
Esta derrota en casa constituye una señal de alerta para el técnico Sébastien Desabre, que tendrá que revisar su estrategia ofensiva y consolidar la defensa de su equipo antes de los próximos partidos. El año 2024 termina así con una nota decepcionante para los Leopardos, que deberán redoblar sus esfuerzos para recuperar la confianza de su afición y alcanzar los objetivos marcados para las próximas competiciones.
En conclusión, esta derrota ante el Walya de Etiopía pone de relieve los retos que los Leopardos deberán afrontar para volver a la victoria y recuperar su lugar entre los grandes del fútbol africano. Un cuestionamiento necesario al que debe seguir una reacción fuerte y decidida sobre el terreno.