Inflación económica en Rusia: una amenaza real para la estabilidad económica y social del país

La economía rusa está siendo sacudida por una inflación sin precedentes, con profundas consecuencias para la población. Los aumentos de precios, los altos salarios y la escasez de mano de obra son desafíos importantes. A pesar del importante gasto gubernamental, Rusia continúa resistiendo mediante sus exportaciones de materias primas y tácticas de evasión de sanciones. El futuro económico del país requerirá soluciones innovadoras para garantizar la estabilidad financiera y social a largo plazo.
**Rusia: La inflación económica y sus repercusiones en la vida cotidiana de los rusos**

La economía rusa está siendo sacudida actualmente por una inflación sin precedentes, lo que tiene consecuencias para la población más profundas de lo esperado. Mientras que los estadounidenses se quejan de la inflación desde hace varios años, en comparación, los aumentos de precios en Rusia son vertiginosos. La mantequilla, determinadas carnes y las cebollas son alrededor de un 25% más caras que hace un año, según datos oficiales. Algunos supermercados llegan incluso a guardar la mantequilla bajo llave, lo que sugiere casos de robo de estos alimentos que se han vuelto preciados para muchos hogares rusos.

La tasa de inflación general ronda el 10%, muy por encima de las previsiones del Banco Central. Esta inflación es alimentada por el rápido aumento de los salarios, resultado directo de la inmensa inversión del Kremlin en industrias militares y el envío de millones de hombres a luchar en Ucrania. En tiempos de guerra, las empresas fuera del sector de defensa no pueden competir por trabajadores sin ofrecer salarios mucho más altos, lo que resulta en precios más altos. Así, el círculo vicioso continúa su espiral ascendente.

Según Alexandra Prokopenko del Centro Carnegie Rusia Eurasia en Berlín, «los precios están aumentando debido a la guerra. La demanda en la economía está distorsionada en favor del gasto improductivo. Los salarios están aumentando porque los empresarios tienen que competir por la mano de obra».

Otros economistas caracterizan esta situación como crecimiento sin desarrollo. El ingreso nacional está aumentando, pero no hay una mejora general en salud, educación, tecnología e infraestructura.

Para moderar la inflación, el banco central elevó su tasa de interés clave en octubre a un nivel récord del 21%. Sin embargo, un influyente grupo de economistas rusos dijo recientemente en Telegram que «la mayor presión inflacionaria no sólo persistirá sino que incluso puede aumentar».

El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó a principios de este mes que la economía rusa necesitaba casi un millón de nuevos trabajadores debido a una tasa de desempleo de sólo el 2,4%, o «prácticamente ningún desempleo», como dijo.

La escasez de mano de obra en Rusia se ha convertido en un verdadero obstáculo para el crecimiento económico. Los altos costos laborales y las tasas de interés están estrangulando a las empresas. El Banco Alfa de Rusia reveló el mes pasado que «las empresas ya están experimentando dificultades, y con el tipo (del Banco Central) elevado al 21%, las cosas serán aún más difíciles, por lo que no descartamos el riesgo de un aumento de las quiebras».

Según Alfa Bank y la mayoría de los economistas, se espera que la tasa del Banco Central alcance el 23% el próximo mes. En el centro de este sobrecalentamiento está el gasto del Kremlin.. El presupuesto militar aumentará aproximadamente una cuarta parte en 2025, representando un tercio de todo el gasto estatal y el 6,3% del producto interno bruto. Sumando otros gastos llamados de “seguridad nacional”, eso equivale al 40 por ciento del presupuesto federal.

Aunque Rusia no parece estar al borde del colapso económico, algunos analistas observan que se avecina una profunda crisis. Con un flujo constante de ingresos por productos básicos, un equipo económico competente y una represión cada vez mayor en el país, el Kremlin puede seguir financiando su esfuerzo bélico en el futuro previsible.

El Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento del PIB ruso del 3,6% este año, frente a su previsión del 2,8% para Estados Unidos.

Las sanciones internacionales no han asestado un golpe fatal. Rusia elude las sanciones importando tecnologías occidentales a través de terceros países, especialmente en Asia Central y Turquía. A pesar de estas sanciones occidentales, las importaciones de la UE desde Rusia ascendieron a casi 50 mil millones de dólares el año pasado.

El Estado ruso sigue beneficiándose de la exportación de petróleo y gas a India y China, principalmente a través de una flota de barcos clandestinos que evaden el límite de 60 dólares por barril impuesto por los gobiernos occidentales. A nivel interno, los ingresos estatales están aumentando, sobre todo gracias al impuesto sobre las ventas, mientras que los rusos gastan más.

Según el Servicio Federal de Estadísticas de Rusia, los ingresos ajustados a la inflación aumentaron un 5,8% el año pasado a medida que las empresas buscaban contratar personal.

Para millones de rusos que trabajan horas extras, especialmente en TI, construcción y manufactura, los tiempos son buenos. Los ricos que solían gastar gran parte de su dinero en centros turísticos europeos ahora están gastando su dinero en Rusia, impulsando aún más la economía.

Las familias también se benefician de salarios más altos y bonificaciones pagadas a los hombres reclutados en las fuerzas armadas. Los soldados contratados rusos reciben casi tres veces el salario promedio y un bono por firmar que puede oscilar entre 4.000 y 22.000 dólares.

Esta situación pone de relieve los desafíos económicos que Rusia enfrenta hoy y plantea interrogantes sobre el futuro de su economía. La inflación, la presión inflacionaria, la escasez de mano de obra y el gasto público son desafíos que requerirán soluciones creativas y efectivas para garantizar la estabilidad financiera y social del país a largo plazo.

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