En un clima de persistente tensión política en Malí, la espera está en su punto máximo, ya que el Tribunal de Apelación de Bamako debe pronunciarse sobre la liberación de los once opositores a la plataforma de la “Declaración del 31 de marzo”. Estos dirigentes de partidos políticos malienses están encarcelados desde hace cuatro meses, acusados en particular de “oposición al ejercicio de la autoridad legítima” y de “conspiración”. A pesar de una decisión judicial anterior que ordenaba su liberación bajo supervisión judicial, el fiscal general la vetó y devolvió el caso al tribunal de apelación.
Ante esta situación crítica, el partido Yelema y el Movimiento de Reconstrucción – Baara Ni Yiriwa lanzaron un llamamiento a la movilización pacífica invitando a los malienses a observar una “pausa de tres minutos” para exigir la liberación de todos los presos de conciencia. Esta acción simbólica tiene como objetivo concienciar a la población de la necesidad de defender los valores democráticos y los derechos fundamentales.
El presidente de Yelema, Youssouf Diawara, subraya la importancia de que cada individuo participe en la resolución de esta crisis política aportando su contribución personal. Pide un enfoque responsable y unidad de acción para sacar al país de este período tumultuoso. Los firmantes de la Declaración del 31 de marzo, que exigen no sólo la liberación de sus colegas detenidos, sino también el fin de las detenciones arbitrarias de voces críticas, expresan su creciente preocupación por la represión de la libertad de expresión.
Entre las figuras emblemáticas de la sociedad civil y de la disidencia encarceladas se encuentran el columnista de radio Ras Bath, la influencer Rose Vie Chère, el activista comunitario Clément Dembélé y el economista Étienne Fakaba Sissoko. Estas personalidades, símbolos de la diversidad de voces disidentes en Malí, se encuentran ahora en el centro de una batalla para defender las libertades individuales y colectivas.
Mientras el país intenta reconstruir sus instituciones y promover una transición democrática, es imperativo garantizar el respeto de los derechos humanos y los principios democráticos. Por lo tanto, se espera con impaciencia la decisión del Tribunal de Apelación de Bamako, no sólo para los once opositores detenidos, sino también para toda la sociedad maliense que aspira a la justicia, la libertad y la paz.