En el tenso clima de las relaciones internacionales, la reciente decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de renovar por un año más el mandato de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) ha suscitado reacciones encontradas entre los miembros del Consejo. De hecho, durante la votación del 31 de octubre, Rusia y Mozambique optaron por abstenerse, mientras que Argelia decidió no participar en la votación.
Esta decisión se produce en un contexto en el que Argelia había propuesto dos enmiendas destinadas a apoyar una solución política al conflicto, pero no fueron aceptadas en la resolución final. El representante estadounidense, Robert A. Wood, subrayó el compromiso del Consejo de apoyar al Enviado Personal en su búsqueda de una resolución duradera y digna para el Sáhara Occidental.
El embajador permanente de Argelia ante la ONU, Amar Bendjama, criticó el proceso y expresó su decepción porque las opiniones de su país no fueron tomadas en cuenta en la resolución final. Explicó que Argelia se había abstenido debido a estas omisiones.
Por su parte, el embajador de Mozambique ante las Naciones Unidas, Pedro Comissário, expresó preocupaciones similares y destacó que la resolución en su forma actual, sin las enmiendas propuestas por Argelia, no contribuiría a ayudar a las partes a lograr una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable. solución.
El embajador ruso, Vassily Nebenzya, también expresó sus reservas, diciendo que la resolución no reflejaba la realidad sobre el terreno y corría el riesgo de no promover una solución mutuamente aceptable al conflicto. Lamentó que no se hayan tenido en cuenta las recomendaciones de Rusia de reactivar los esfuerzos de paz.
La decisión del Consejo de renovar el mandato de la MINURSO por un año más subraya una vez más la complejidad y la sensibilidad de la cuestión del Sáhara Occidental. Es de esperar que las partes implicadas encuentren un camino hacia una solución pacífica y duradera a este conflicto que ha durado demasiado.
En un contexto en el que las cuestiones internacionales son cada vez más complejas, la cuestión del Sáhara Occidental sigue siendo un gran desafío para la diplomacia mundial. Es crucial que las diferentes partes tengan en cuenta las preocupaciones y recomendaciones de todas las partes interesadas para alcanzar una solución mutuamente aceptable que sea beneficiosa para toda la región.