En este desastroso día del lunes 11 de noviembre, la región de Kimoka, situada a menos de 30 kilómetros al oeste de Goma, fue escenario de un nuevo trágico acto de violencia. Cuatro civiles murieron en una emboscada perpetrada por hombres armados, lo que una vez más hizo caer el espectro del terror sobre esta comunidad ya golpeada por los horrores de la guerra. Estos civiles fueron desplazados por la guerra, residentes en el campo de Mugunga, que acudían a los campos a recoger productos agrícolas con vistas a revenderlos para asegurar su supervivencia. Desafortunadamente, sólo tres de ellos pudieron escapar del terrible destino que les esperaba.
Medios locales cuentan que estos desplazados se dirigían a Sake con el objetivo de obtener caña de azúcar para revenderla en Goma, cuando fueron víctimas de un brutal ataque en Bidei/Kimoka-Sake. Los pistoleros del M23 abrieron fuego contra estas personas inocentes, provocando la muerte de cuatro de ellos en el acto. Los tres supervivientes, incluido el dueño del campo, pudieron escapar milagrosamente de esta escena de terror. Sin embargo, los cuerpos de las víctimas aún no han sido recuperados debido a la persistente inseguridad en la región.
Este incidente se suma a una larga serie de actos de violencia perpetrados por los rebeldes del M23 en la región de Kimoka. La situación de seguridad sigue siendo precaria y la población civil está atrapada entre la amenaza constante de los grupos armados y la dificultad de acceder a asistencia humanitaria adecuada. Mwami Primo Bauma, jefe del grupo Kamuronza, subrayó con razón el carácter inaceptable de estos actos de violencia y pidió una condena firme de estas atrocidades que socavan los valores fundamentales de la humanidad.
Esta tragedia pone de relieve una vez más la urgencia de que las autoridades congoleñas actúen para restablecer la paz y la seguridad en la región. La apertura de las carreteras actualmente bajo control de los rebeldes del M23 es imperativa para permitir que las poblaciones desplazadas regresen a sus hogares con total seguridad. Es esencial garantizar la protección de los civiles vulnerables y poner fin a esta espiral de violencia que sólo provoca más sufrimiento y luto entre la población.
En conclusión, es esencial que se adopten medidas concretas para poner fin a estos actos de barbarie y garantizar la seguridad y la dignidad de las poblaciones locales. Ha llegado el momento de actuar para que la región de Kimoka y sus habitantes puedan finalmente recuperar la paz y la estabilidad que tan cruelmente les fueron arrebatadas por la violencia de los conflictos armados.