**Fatshimetrie: El presupuesto de 2025 asignado a la salud y la educación: ¿qué distribución para el futuro de nuestros sectores clave?**
Como parte de las previsiones presupuestarias para el año 2025, se divulgó información alarmante sobre la asignación de recursos para los sectores vitales de la salud y la educación en la República Democrática del Congo. Según los datos del documento número 06 relativo al desarrollo por títulos de la estimación de créditos para el ejercicio 2025, se espera que estos dos sectores se beneficien de una proporción relativamente importante, que representa el 31% del presupuesto total.
Sin embargo, un análisis más detenido revela que esta distribución no es tan ventajosa como parece. De hecho, a la educación se le asigna el 17,72% del presupuesto, una proporción que parece sustancial a primera vista. Pero cuando desglosamos estas cifras, vemos que a los sectores primario, secundario, técnico y profesional sólo se les asigna el 1,71% de los recursos, y que la educación superior, universitaria y la investigación científica sólo se benefician del 3,6%. La educación continua de adultos, por su parte, queda relegada a una exigua cuota del 0,20%. Estas cifras sugieren una flagrante desigualdad en la distribución de recursos dentro del propio sector educativo, poniendo en peligro la calidad y el acceso a una educación de calidad para todos.
En el ámbito sanitario, la situación no es más alentadora. Con sólo el 13,28% del presupuesto asignado a este sector crucial, diferentes áreas como la farmacia, la lucha contra las epidemias, los servicios médicos, los hospitales y las salas de maternidad reciben menos del 2% de los recursos disponibles. El restante más del 11% se destina a gastos catalogados como «otras materias» relacionadas con la salud, lo que deja dudas sobre la transparencia y eficacia de estas inversiones.
En definitiva, del 31% reservado a sanidad y educación, sólo el 7% se dedicará realmente a estos sectores esenciales. El 24% restante se asigna a otras áreas no claramente definidas, lo que plantea interrogantes sobre la verdadera intención detrás de estas inversiones.
Ante estos datos preocupantes, es imperativo que las autoridades competentes reconsideren la distribución de los recursos presupuestarios para garantizar un acceso equitativo a una educación de calidad y a servicios sanitarios esenciales para todos los ciudadanos congoleños. El futuro de la nación depende en gran medida de la inversión en estos sectores clave, y es esencial colocar la educación y la salud en el centro de las prioridades nacionales para garantizar un desarrollo sostenible y equitativo para todos.