La reciente captura de Alepo por una coalición rebelde en Siria marcó un importante punto de inflexión en el conflicto que ha asolado ese país durante años. Esta ofensiva sorpresa ha puesto de relieve las complejas rivalidades y alianzas que dan forma al panorama político sirio.
En el centro de esta coalición está Hayat Tahrir Al Sham (HTS), liderada por Abu Mohammad al-Jolani. Fundada después de una ruptura pública con Al Qaeda en 2016, HTS está designada como organización terrorista por Estados Unidos y otros países occidentales. A pesar de estas acusaciones, Jolani dice que su grupo no representa una amenaza para las sociedades occidentales.
El Ejército Nacional Sirio, apoyado por Turquía, también es un actor clave en la ofensiva sobre Alepo. Formada por facciones con diversas ideologías, esta coalición actúa como representante de Turquía. Sin embargo, los expertos señalan que su participación en acciones contra zonas controladas por los kurdos en lugar de luchar contra el régimen de Assad plantea problemas.
La captura de Alepo ha reavivado las tensiones y puesto de relieve las complejas cuestiones políticas que subyacen al conflicto sirio. Las relaciones entre los diversos grupos rebeldes, las potencias extranjeras involucradas y las facciones kurdas están estrechamente entrelazadas y continúan influyendo en los acontecimientos sobre el terreno.
Está claro que la situación en Siria sigue siendo volátil e incierta, y que actores con intereses y objetivos divergentes determinan el curso de los acontecimientos. Para el pueblo de Alepo y de Siria en su conjunto, la esperanza de una paz duradera sigue siendo un espejismo lejano, en un país desgarrado por la guerra y la violencia durante demasiado tiempo.