La tragedia que azotó recientemente la ciudad de N’Zérékoré, en Guinea, durante una estampida fatal en un estadio, conmovió profundamente a las familias de las víctimas y a toda la nación. Los desgarradores relatos de familiares que recuperaron los cuerpos de sus seres queridos de la morgue son testimonio de la tragedia que se desarrolló. Jules Koevogui, padre de una víctima, relata con emoción el momento en que descubrió el cuerpo de su hija y finalmente pudo recuperarlo para ofrecerle su dignidad definitiva.
El caos que entonces se apoderó del estadio, alimentado por la ira de los aficionados por una decisión arbitral cuestionada, sumió a la multitud en el pánico. Miles de personas intentaron huir, creando un movimiento de masas incontrolable. Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos, provocando mayor confusión y terror entre los espectadores atrapados.
Los testimonios de los supervivientes describen una escena caótica en la que la policía bloqueó las salidas, agravando la situación y haciendo peligrosa la evacuación. Maikan Fofana, testigo presente durante la estampida, relata la violencia de la represión policial y la imposibilidad de abandonar el lugar con total seguridad, lo que provocó insoportables escenas de pisoteo y caídas.
Es difícil entender cómo un evento deportivo, supuestamente un momento de alegría y comunión, pueda convertirse en una pesadilla tan trágica. Tantas vidas perdidas, tantas familias destrozadas, tantas preguntas sin respuesta. Las autoridades guineanas han prometido arrojar luz sobre los responsables de esta tragedia, pero esto no será suficiente para aliviar el dolor de las víctimas y de sus seres queridos.
Ante esta tragedia, una nación entera llora y exige justicia. Con suerte, este tipo de tragedias no volverán a ocurrir y se tomarán medidas estrictas para garantizar la seguridad de los eventos deportivos en el futuro. El recuerdo de las víctimas quedará grabado para siempre en nuestros corazones, como un recordatorio de la fragilidad de la vida y la necesidad de proteger a quienes amamos.