Los estragos de la hambruna en Sudán: una crisis humanitaria sin precedentes

Los recientes avances en ayuda humanitaria presagian la inminente entrega de más de 700 camiones que transportan alimentos a comunidades afectadas por la hambruna en Sudán. Una crisis alimentaria sin precedentes azota la región y obliga a muchas poblaciones a abandonarse. A pesar de los esfuerzos, algunas zonas siguen siendo inaccesibles para los grupos de ayuda humanitaria debido a los conflictos armados. El Programa Mundial de Alimentos planea entregar ayuda alimentaria a 1,5 millones de personas durante un mes. La situación es grave, con casos de desnutrición entre niños y llamamientos urgentes del presidente estadounidense para garantizar el acceso sin obstáculos a la ayuda humanitaria. Ante esta crisis, es crucial que la comunidad internacional intensifique sus esfuerzos para brindar asistencia de emergencia y trabajar para establecer una paz duradera en la región.
Los recientes avances en ayuda humanitaria presagian la inminente entrega de más de 700 camiones que transportan alimentos a comunidades afectadas por la hambruna en Sudán. La guerra en esta región ha provocado una crisis alimentaria sin precedentes, con consecuencias desastrosas, que ha obligado a muchas poblaciones a abandonar sus tierras agrícolas.

El comercio de alimentos es casi inexistente, los precios aumentan constantemente y los grupos de ayuda humanitaria luchan por acceder a las poblaciones más vulnerables debido a las restricciones impuestas por las partes en conflicto.

En el campo de Zamzam, Nour Abdallah es testigo del sufrimiento que padecen a diario los habitantes. Los expertos mundiales confirmaron la situación de hambruna en este campo el pasado mes de julio. Se estima que más de 25 millones de personas, más de la mitad de la población de Sudán, se enfrentarán a una grave crisis de hambre este año.

La desesperación empuja a algunos a comer «ombaz», el residuo de extraer el aceite de las cáscaras de maní. Para responder a esta crisis humanitaria sin precedentes, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) planea entregar más de 17.000 toneladas de ayuda alimentaria para ayudar a 1,5 millones de personas durante un mes.

Esta asistencia se extenderá a 14 zonas consideradas “puntos críticos” debido a la gravedad de la inseguridad alimentaria y el riesgo de hambruna. Sin embargo, el acceso a estas zonas sigue siendo limitado, lo que impide la entrega de ayuda humanitaria a quienes la necesitan desesperadamente.

La guerra, que estalló en abril de 2023 por las tensiones entre el ejército y un poderoso grupo paramilitar, las Fuerzas de Apoyo Rápido, ya ha causado la muerte de 24.000 personas y ha obligado a millones a abandonar sus hogares.

El sufrimiento de la población civil sigue empeorando, como lo demuestran las siete muertes relacionadas con la desnutrición entre niños en un hospital de un lugar de desplazamiento en Chad, gestionado por Médicos Sin Fronteras (MSF), entre mayo y septiembre.

El presidente estadounidense, Joe Biden, pidió a ambas partes involucradas en el conflicto que garanticen el acceso sin obstáculos a la ayuda humanitaria y pongan fin a los ataques contra civiles. Lamentablemente, la violencia persiste, presagiando días oscuros para la población sudanesa que ya sufre y pasa hambre.

Ante una crisis humanitaria de este tipo, es imperativo que la comunidad internacional intensifique sus esfuerzos para proporcionar ayuda de emergencia adecuada, pero sobre todo para trabajar por el establecimiento de una paz duradera que permita a las poblaciones desplazadas y hambrientas recuperar la seguridad y la dignidad que les corresponde.

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