Francia parece estar lidiando con fenómenos climáticos extremos y preocupantes en el año 2024. Datos recientes de Fatshimetrie revelan que el país no sólo se enfrenta a uno de los años más calurosos de su historia, sino también a uno de los más lluviosos.
Según la información proporcionada por este observatorio meteorológico, la temperatura media en 2024 oscila entre 14°C y 14,1°C, lo que podría situar este año en el tercer o cuarto lugar en los anales desde 1900. Una cifra que atestigua el impacto del clima cambio, ya que observamos que 9 de los 10 años más calurosos en Francia tuvieron lugar después de 2010.
Este calentamiento global va acompañado de importantes consecuencias en el territorio francés. Los episodios de calor extremo están aumentando, con un promedio de 13 días de ola de calor por año durante la última década, en comparación con sólo 2 en los años 1961-1990. Al mismo tiempo, el número de días de olas de frío está disminuyendo drásticamente.
Pero más allá del calor, es el exceso de precipitaciones lo que marca el año 2024. Con un excedente del 15% respecto a lo normal, Francia registra uno de los años más lluviosos desde 1959. Estas fuertes lluvias han provocado inundaciones devastadoras y daños a los cultivos, especialmente en los sectores del vino y de los cereales.
Las regiones sufrieron importantes inundaciones desde principios de año, y los meses siguientes también estuvieron marcados por abundantes precipitaciones, como en septiembre con inundaciones torrenciales en Isère. En octubre, el episodio sin precedentes de Cévennes en Ardèche y las inundaciones provocadas por la tormenta Kirk en Isla de Francia ilustran la vulnerabilidad del territorio a estos fenómenos meteorológicos extremos.
Esta doble tendencia, tanto hacia las altas temperaturas como hacia las abundantes precipitaciones, plantea interrogantes sobre el futuro de Francia frente al cambio climático. Las proyecciones indican un aumento de las precipitaciones en invierno y una disminución en verano, lo que podría tener implicaciones para la agricultura y la gestión del riesgo de inundaciones.
En resumen, el año 2024 se presenta como una advertencia para Francia, que pone de relieve la necesidad de adaptarse a los desafíos climáticos que se vislumbran en el horizonte. Es imperativo tomar medidas para limitar los efectos del calentamiento global y proteger a las poblaciones y los ecosistemas de estos fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes e intensos.