Las recientes negociaciones entre el gobierno dirigido por la junta de Burkina Faso y Francia dieron como resultado la liberación de cuatro ciudadanos franceses, descritos como espías por las autoridades burkinesas. Estos avances fueron posibles gracias a la mediación de Marruecos. Es interesante observar que las relaciones entre Francia y Burkina Faso han sido tensas en los últimos años.
La detención de los cuatro ciudadanos franceses en Uagadugú en diciembre de 2023 provocó indignación en los medios de comunicación franceses y africanos, que citaron acusaciones de espionaje. Estos acontecimientos se produjeron en un momento en que las relaciones entre Francia y sus antiguas colonias en el Sahel, en particular Burkina Faso, eran particularmente tensas. Después de dos golpes de Estado, el país sin salida al mar de 20 millones de habitantes decidió expulsar a las fuerzas francesas y recurrir a Rusia en busca de apoyo en materia de seguridad.
Desde entonces, la junta gobernante ha unido fuerzas con países vecinos para formar la Alianza de los Estados del Sahel. Los tres países miembros de la alianza –Mali, Níger y Burkina Faso– luchaban por contener las crisis humanitarias y de seguridad en la región. Francia ha acogido con satisfacción los esfuerzos de Marruecos y del Rey Mohammed VI para facilitar las conversaciones que condujeron a la liberación de los detenidos franceses.
Al mismo tiempo, Rusia, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos han buscado fortalecer sus asociaciones de seguridad y comerciales en la región del Sahel, aprovechando la retirada gradual de Francia. Marruecos, por su parte, aspira a desempeñar un papel más importante como mediador diplomático y socio económico, lanzando nuevas iniciativas encaminadas a profundizar los lazos y construir infraestructura que ofrezca a las naciones sin litoral nuevas salidas al Océano Atlántico.
Desde julio, los vínculos entre Francia y Marruecos se han fortalecido, en particular con el apoyo de París al plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental, una región en disputa. Estos acontecimientos ponen de relieve el papel clave de Marruecos en la región del Sahel y su capacidad para desempeñar un papel mediador, lo que podría abrir nuevas perspectivas para la cooperación regional e internacional en la resolución de crisis.