El surgimiento de los países Brics+ en los mercados agrícolas globales está alterando profundamente los equilibrios económicos y políticos establecidos durante décadas. Estas naciones, que reúnen a actores importantes como Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Irán, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía, se están consolidando como gigantes de la producción agrícola, controlando una parte importante de la producción mundial. mercados para materias primas estratégicas como trigo, maíz, arroz, soja y producción láctea.
Este creciente dominio de los Brics+ en el sector agrícola no es resultado de la casualidad, sino de inversiones masivas en agricultura y una estrategia concertada destinada a garantizar la seguridad alimentaria de estos países. De hecho, estas naciones han podido explotar plenamente su potencial agrícola, aprovechando vastas reservas de tierra y una abundante fuerza laboral para aumentar su producción de manera exponencial.
El maíz, por ejemplo, ilustra perfectamente el meteórico ascenso de los Brics+ en la escena agrícola mundial. Mientras que la producción en los países de la OCDE ha experimentado un crecimiento moderado en las últimas décadas, la de los Brics+ literalmente se ha disparado, mostrando un aumento espectacular del 220%. Este impresionante desempeño coloca a estos países en el centro de los problemas agrícolas globales y los posiciona como actores clave en el comercio internacional.
En esta carrera por la dominación de los mercados agrícolas, los Brics+ han hecho de la agricultura un arma económica real, utilizada para consolidar su influencia y desafiar el orden establecido. La reciente declaración conjunta de los Brics+ a favor de la seguridad alimentaria es un ejemplo concreto de ello, al igual que el anuncio de la creación de una bolsa de cereales por parte del presidente ruso Vladimir Putin, destinada a eludir la hegemonía del dólar y redactar nuevas reglas del juego en la escena internacional.
Ante este aumento del poder de los Brics+ en los mercados agrícolas, los países occidentales se enfrentan ahora a un gran desafío: adaptarse a esta nueva situación y repensar su estrategia comercial para seguir siendo competitivos. Los BRICS ya no ocultan su ambición de redefinir las reglas del juego económico global, poniendo así a prueba la capacidad de las naciones occidentales para afrontar este desafío y adaptarse a un nuevo orden económico en pleno cambio.
En última instancia, el ascenso de los Brics+ en los mercados agrícolas mundiales marca un importante punto de inflexión en la historia económica de nuestro planeta. Estas naciones emergentes ya no se contentan con seguir reglas establecidas, sino que ahora pretenden dictarlas, sentando así las bases para una nueva era en el comercio internacional. Ahora corresponde a los países occidentales aprovechar esta oportunidad para reinventar su modelo económico y abrirse a nuevas perspectivas de desarrollo.