** Lucha contra la mutilación genital femenina: un tema de la salud pública y la emancipación social **
La mutilación genital femenina (MGF) es un tema tan antiguo como polémico, que afecta a millones de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, se realiza un progreso notable para contrarrestar esta práctica, como lo demuestra la reciente visita a una delegación técnica de las Naciones Unidas en Egipto. Esta reunión subraya los esfuerzos realizados por el Consejo Nacional de Mujeres (CNC) para crear conciencia sobre los peligros de los MGF. Este fenómeno no se limita a problemas de salud física, sino que también asume dimensiones sociales, psicológicas y políticas que merecen un análisis en profundidad.
### Un marco histórico y legislativo para cambiar
A primera vista, la lucha contra el MGF en Egipto parece haber progresado significativamente, como lo demuestra la reducción de las tasas de MGF entre las niñas de 0 a 19 años, pasando del 21 % en 2014 al 14 % en 2021, según las estadísticas de la Agencia Central de Mobilización Pública y Estadísticas (CAPMAS). Estas cifras reflejan no solo un cambio en la mentalidad dentro de las comunidades, sino también el impacto de la legislación más estricta, en particular la Ley No. 10 de 2021, que endureció las sanciones penales contra esta práctica.
La historia de esta lucha en Egipto no es nueva. Desde la década de 2000, el CNC ha estado a la vanguardia de una serie de iniciativas destinadas a erradicar el MGF. Sin embargo, uno puede preguntarse sobre la eficiencia a largo plazo de estas leyes si no están acompañados por un cambio en las mentalidades dentro de la sociedad. El enfoque proactivo para el gobierno egipcio, junto con la reforma legislativa, aún debe ser reforzado por los programas educativos dirigidos a las poblaciones más reacios.
### Una estrategia de concientización innovadora
Las campañas de «puerta a puerta» mencionadas por el Presidente del CNC, AML AMMAR, testifican un enfoque proactivo para detallar los peligros de los MGF a nivel local. Este método permite el diálogo directo con las familias, a menudo poco informado de las consecuencias físicas y psicológicas asociadas con el MGF. Sin embargo, es crucial reconocer que el estigma, las tradiciones y la ignorancia están profundamente arraigados en ciertas comunidades, lo que complica este diálogo.
Un ángulo a menudo descuidado es el papel de los hombres en esta dinámica. La conciencia de los hombres, como padres, hermanos o cónyuges, podría ser decisiva para cambiar los paradigmas culturales que perpetúan el MGF. De hecho, es esencial que la lucha contra esta práctica no se perciba como una «guerra sexual», sino como un esfuerzo colectivo destinado a mejorar la salud y los derechos de las mujeres. Involucrar que las figuras masculinas podrían promover una cultura donde la MGF no es aceptada o respaldada por mucho tiempo.
### Comparación a escala internacional
Egipto no es un caso aislado. En varios países del África subsahariana y en el Medio Oriente, se han realizado esfuerzos similares para eliminar el MGF. En Somalia, por ejemplo, una fuerte tradición de MGF se enfrenta a los crecientes esfuerzos de educación y prevención, realizado por las ONG locales apoyadas por agencias internacionales. En algunos casos, los programas de reintegración han permitido a las víctimas de MGF beneficiarse de la atención médica y psicológica, iniciando así un proceso de curación a largo plazo.
Los enfoques exitosos comparten elementos comunes: educación, apoyo comunitario y especialmente la participación de las generaciones jóvenes. Al introducir discusiones sobre derechos humanos y salud reproductiva en las escuelas, países como Tanzania y Kenia han logrado reducir los casos de MGF entre las adolescentes.
### Conclusión: ¿Un futuro sin MGF?
El camino hacia la erradicación de la mutilación genital femenina es sinuoso pero prometedor. El reconocimiento de los esfuerzos de CNC por parte de las Naciones Unidas es un paso en la dirección correcta, pero es imperativo mantener el impulso al hacer que estas iniciativas sean más inclusivas a nivel local. No se puede subestimar la necesidad de una acción colectiva: solo un gran consenso que reúne a mujeres y hombres, así como representantes comunitarios y gubernamentales, romperá este ciclo de tolerancia contra el MGF.
Para inspirar un cambio duradero, es esencial ir más allá de las cifras. Las historias de mujeres que han escapado de esta práctica, así como campañas que sensibilizan tanto a las mujeres como a los hombres, estarán en el corazón de esta lucha. Al fortalecer la educación, la legislación y el diálogo comunitario, es posible esperar un futuro en el que el MGF solo sea un recuerdo lejano en Egipto y en todo el mundo.