¿Cómo puede la misión de inspección del teniente general Nduru restaurar la esperanza a la RDC frente a la crisis actual?

** Crisis en la República Democrática del Congo: ¿el tiempo de la inspección o el de la amenaza? **

El miércoles 2 de abril de 2025, la llegada del teniente general Nduru en Beni, una ciudad principal provisional de North Kivu, despertó una ola de esperanza e incertidumbre en el terreno. En medio de una agitación causada por la toma de Goma por parte de los rebeldes del M23, esta misión de inspección del Jefe de Estado General General de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC) sirve tanto para reafirmar el control militar del estado y cuestionar las estrategias implementadas en la lucha contra la insurrección.

** Una situación de seguridad volátil **

La RDC, después de décadas de conflictos, está en la encrucijada. El contexto nacional está marcado por una angustia entre varios grupos armados que explotan las debilidades del estado. El teniente general Nduru, declarando que espera «seguridad y paz» al final de su misión, destaca el optimismo más que nunca necesario, pero quién a menudo enfrenta una realidad inquietante.

La dinámica entre el M23, el ADF y otras facciones armadas como el Mai-Mai, no es simplemente la de un teatro operativo, sino que revela un mosaico complejo en el que se entrelazan locales, social y culturalmente de problemas locales. Las recientes batallas en el norte de Kivu, en Ituri y en otros lugares, reflejan un paisaje donde la ausencia de autoridad legítima promueve el desarrollo de estos grupos rebeldes que, por ubicación, logró establecer estructuras cuasi-estatales.

** Un estado de guerra permanente y sus consecuencias socioeconómicas **

Más allá de la lucha armada, la persistencia de los conflictos conduce a un impacto socioeconómico alarmante. Según los informes del Programa Global de Alimentos, más de 26 millones de congoleños actualmente sufren de inseguridad alimentaria, una situación exacerbada por la inactividad de las instituciones locales a menudo escleróticas por corrupción. Al ir a Beni, el general Nduru también plantea una cuestión de responsabilidad: ¿qué propina podemos prometer realmente las poblaciones que sufren cuando el país se ve socavado por tensiones internas e influencias externas?

Evaluemos lo que sucedió en las regiones afectadas por la guerra, como las provincias de Kivu. En 2021, las Naciones Unidas estimaron que casi 5.5 millones de personas habían sido trasladadas debido a la violencia, con un impresionante número de pueblos reducidos en cenizas. El ejército congoleño, en teoría, debe ser el pilar de la seguridad, pero la realidad en el terreno, a menudo marcada por casos de abuso y violaciones de los derechos humanos, empaña esta imagen. El desafío aquí es doble: restaurar el orden mientras restaura la credibilidad y la confianza en una institución a menudo percibida como un agente de opresión.

** Los desafíos de una estrategia militar global **

Las operaciones militares llevadas a cabo por el FARDC contra varios grupos armados también deben estar acompañadas por una reflexión en profundidad sobre las profundas causas de los conflictos. El general Nduru parece ser consciente de que, para considerar un retorno real a la paz, las medidas deben tomarse más allá de las simples ofensivas. La seguridad no solo está establecida por la fuerza, sino por la gobernanza, la justicia y el desarrollo económico.

Además, mientras el M23 y el ADF continúan amenazando la estabilidad, la cooperación regional se vuelve imprescindible. Las relaciones entre los países vecinos, a menudo tensos, y la falta de diálogo sobre cuestiones de transmisión cruzada juegan un papel crucial en el mantenimiento del status quo conflictivo. Esto plantea la cuestión de la diplomacia regional renovada, invitando a una mayor colaboración contra las amenazas de seguridad comunes, pero también a favor del desarrollo económico de las áreas sin litoral.

** Conclusión: ¿Hacia una revitalización de las esperanzas de la paz? **

Las palabras del teniente general Nduru traen el eco de un deseo colectivo de paz, pero esta afirmación debe estar acompañada de acciones tangibles. El contexto congoleño nos recuerda que la paz es un proceso frágil, basado en bases sólidas que son justicia y respeto por los derechos humanos. El camino está cubierto de trampas, pero la comunidad nacional e internacional debe desempeñar un papel importante en el apoyo a la RDC a un futuro mejor.

Por el momento, podríamos cuestionarnos: ¿a qué precio se puede restaurar la esperanza? Las respuestas, por el momento, siguen siendo inciertas, pero se vuelve urgente iniciar un debate público sobre la evolución de las estrategias militares y la gobernanza para reconquistar la confianza del pueblo congoleño.

** Dieubon Mughenze, en Beni, para Fatshimetrie **

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