** Homenaje a un pionero de la música congoleña: el último viaje de Dieudonné Makwanzi Duki **
El 20 de marzo de 2025, Bruselas perdió una de sus figuras emblemáticas de música congoleña, Dieudonné Makwanzi Duki, apodado cariñosamente «Dieudos». Mientras su cuerpo fue llevado al cementerio de Saint-Josse-Ten-Noode, una ceremonia emocional reunió a amigos, familiares y músicos de la diáspora congoleña, testificando una poderosa herencia musical y una vida dedicada al arte.
** Una vida al servicio de la música **
Nacido en Matadi, en la República Democrática del Congo, el 12 de diciembre de 1946, Dieudos comenzó su carrera musical en Kinshasa. Su carrera lo vio frotar hombros con gigantes como Beti Massikini y Sam Mangwana, figuras esenciales que vibraron los corazones de los congoleños. Al unirse a grupos prestigiosos como la Orquesta The Blacks y la cooperación del Tercer Mundo, no solo dio forma a su identidad musical, sino que también contribuyó a la evolución de la rumba congoleña en la escena nacional e internacional.
La llegada de Dieudos a Bélgica marca un punto de inflexión: la diáspora congoleña no solo era un lugar de refugio, sino también un suelo fértil para la creatividad musical. Al integrar el OK Jazz TP, fundado por Franco Luambo Makiadi, fortaleció su condición de artista ilustre mientras participaba en este fenómeno de la música africana que ha cautivado al mundo. Esta ruta testifica no solo a su talento sino también a la resistencia y adaptabilidad de los artistas africanos en la diáspora.
** Un patrimonio cultural para preservar **
Más allá de la música, Dieudos encarna la lucha de una generación de artistas congoleños que han desafiado los obstáculos políticos, económicos y sociales para ser escuchados. La organización de una masa de acción para él en Bruselas ilustra un punto fundamental: la música trasciende las fronteras y une las comunidades. Esta celebración no es solo una forma de recordar a un hombre, sino un grito de reunión por la preservación de un patrimonio cultural que ha cruzado las edades.
La presencia de figuras musicales influyentes como Dizzy Mandjeku y Lita Bembo también subraya la importancia de la solidaridad dentro de la comunidad musical congoleña en Europa. En un mundo donde la globalización tiende a diluir las particularidades culturales, este evento recuerda que el patrimonio cultural, como el de Dieudos, debe celebrarse y transmitirse, especialmente con las generaciones jóvenes que crecen en un entorno a menudo desconectado de sus raíces.
** Un análisis estadístico de la diáspora congoleña en Bélgica **
Para contextualizar este tributo en un entorno más amplio, es interesante interesarse en las cifras. Según los datos del Instituto de Estadísticas Belgas, la comunidad congoleña en Bélgica tiene casi 90,000 miembros. Esta diáspora dinámica y comprometida desempeñó un papel crucial en la difusión de Rumba y los ritmos congoleños en el territorio europeo.
Los conciertos y festivales congoleños y africanos en Bruselas atraen a miles de participantes cada año, lo que refleja el apego de los congoleños a su cultura. Estos eventos no son solo eventos musicales, sino que también sirven como una plataforma para discutir los desafíos sociopolíticos, económicos y culturales con los que se enfrenta a la comunidad. Este vínculo entre la música y la resistencia social es quizás la mayor herencia dejada por artistas como Dieudos.
** El impacto social de la música congoleña **
Finalmente, es aconsejable preguntarse qué herencia deja Dieudos. Más allá de las melodías y los acuerdos que ha tocado, su vida debe recordarnos el poder de la música como un motor de cambio social. Reúne a las personas, crea espacios para el diálogo y hace posible abordar temas delicados como inmigración, identidad y memoria colectiva.
El rumba congoleño no es solo un estilo musical; Es una forma de arte que ha podido adaptarse a las realidades contemporáneas mientras sigue siendo fiel a sus orígenes. En una era en la que las luchas de identidad son omnipresentes, la música de Dieudos y sus contemporáneos se convierte en un símbolo de resistencia y orgullo. Mientras lloramos la pérdida de un gran artista, también celebramos el legado cultural que nos deja: una invitación a bailar, cantar y recordar.
Por lo tanto, lejos de ser una simple herencia musical, la vida y el trabajo de Dieudonné Makwanzi Duki son una oda a la persistencia de la cultura congoleña, pulsando nuevamente y siempre al ritmo de los corazones de aquellos que tuvieron el privilegio de escucharlo y admirarla.
**Conclusión**
Ya sea que sea un amante de la música congoleña o una simple curiosa sobre la cultura africana, la historia de Dieudos merece ser conocida y contada. Ella nos recuerda que más allá de las fronteras y los océanos, la música tiene el poder de unir y nutrir el alma. El viaje de este artista resuena como una advertencia: nuestra cultura, nuestras historias, nos definen, y es nuestro deber transmitirlos a las generaciones futuras para que continúen para siempre.