** El National Road número 1: entre infraestructura frágil y problemas socioeconómicos **
El 6 de abril de 2025, un evento significativo presentó la infraestructura vial de la República Democrática del Congo (RDC), a saber, la reanudación parcial del tráfico en la carretera Nacional Número 1 (RN1) entre Mitendi y Kasangulu. Esta ruta, esencial para el transporte de bienes y personas, fue fuertemente dañada por las lluvias torrenciales que han caído a la región, generando pérdidas humanas trágicas y una considerable destrucción material. Este incidente plantea preguntas más amplias sobre el estado de infraestructura en la RDC, sobre los riesgos relacionados con el cambio climático, así como la gestión de los desastres naturales.
### El inventario de la infraestructura vial en la DRC
El RN1, la arteria principal que conecta Kinshasa dentro del país, representa no solo un eje de tráfico crucial para los intercambios económicos, sino que también es parte de un problema mayor con respecto al mantenimiento de las carreteras en la RDC. De hecho, según un informe del Banco Mundial, alrededor del 60 % de las carreteras del país están en mal estado, lo que dificulta el desarrollo económico y el acceso a los servicios básicos para muchas comunidades.
La situación actual del RN1 destaca cómo el deterioro de las carreteras puede tener consecuencias inmediatas y dramáticas en la vida diaria de los congoleños. Las recientes inundaciones, agravadas por la falta de mantenimiento, son indicativas de una realidad donde las infraestructuras, ya debilitadas, deben enfrentar eventos climáticos cada vez más frecuentes e intensos.
### Las consecuencias de las lluvias torrenciales
Las lluvias torrenciales que golpearon a Kinshasa y el Kongo-Central no solo causaron daño material, sino que también condujeron a pérdidas humanas devastadoras. En un país donde el sistema de alerta y respuesta para los desastres naturales sigue siendo embrionario, estos eventos recuerdan cruelmente la necesidad de una mayor inversión en infraestructura y resistencia a la población a los caprichos climáticos.
Más allá de la urgencia de las reparaciones en el RN1, esta situación requiere una reflexión más profunda. Las inundaciones, a menudo consideradas como fenómenos aislados, son parte de un diagrama global de cambio climático que requiere un enfoque sistémico en la planificación de la infraestructura.
### Una oportunidad de reflexión y cambio
Este momento de crisis también podría considerarse como una oportunidad para que las autoridades de la RDC reevalúen sus prioridades de infraestructura. La implementación de proyectos de construcción y rehabilitación que incorporan soluciones sostenibles y resistentes frente a los caprichos climáticos sería un paso en la dirección correcta. Por lo tanto, la rehabilitación del RN1 podría incluir desarrollos destinados a prevenir inundaciones, mediante la creación de sistemas de drenaje efectivos y espacios verdes destinados a absorber el agua de lluvia.
Estadísticamente, el costo de daño vinculado a una infraestructura mal condicional es colosal. Los estudios creen que la República Democrática del Congo podría perder hasta el 5 % de su PIB cada año debido a una infraestructura inadecuada. Lejos de ser una pregunta técnica simple, el estado de las carreteras en la RDC tiene repercusiones directas sobre el crecimiento económico y el bienestar de las poblaciones.
### a una movilización colectiva
Finalmente, es esencial enfatizar la importancia de la movilización colectiva en torno a los problemas de infraestructura. La colaboración entre el gobierno, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil podrían conducir a innovaciones y soluciones creativas. Además, la conciencia de las poblaciones sobre la importancia de la gestión de los recursos naturales y la reducción de los riesgos relacionados con el riesgo podría promover una cultura de resistencia a los eventos climáticos.
En conclusión, la reanudación parcial del tráfico en el RN1 es ciertamente una buena noticia, pero no debería oscurecer los problemas sistémicos subyacentes que continúan afectando a la RDC. En lugar de una simple mirada en una carretera reparada, es un llamado a la acción que se debe escuchar. Un llamado a invertir, innovar y repensar la gestión de nuestra infraestructura para garantizar augares más seguros y sostenibles para el congoleño. Una reflexión que bien podría transformar las crisis repetidas en oportunidades de cambio significativas para el país.